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miércoles, 23 de febrero de 2011

NO SÉ QUE ES ESTO...

Una nube embuchada empezaba a escupir goterones en aquella tarde de lunes. Mi contertulio no tenía su dispositivo de sonido y por eso hablaba más de la cuenta y observaba con sevicia sexual a cuanta fémina pasaba por nuestro lado; yo había acabado de despedirme de una de esas embusteras emocionales y quizá por eso, estaba inscrito en una sensiblería lacónica.

En el diálogo con ella, después de las reprimendas por la falta de tiempo compartido, su irresponsabilidad genital y en general la falta de consentimiento (entiendase halagos tiernos y esas cosas de acariciar la cabeza como buscando piojos) me soltó una noticia terrible, había considerado la posibilidad de culminar esta seudo relación de amistad y amantazgo, pese a que me resquebrajó la emoción de verla y, cuando yo estaba dispuesto a argumentarle el porqué debería intentar quedarse, le entró una llamada… corrijo, le entró la llamada, esa que molesta a los amantes, esa que hace que el mundo de fantasía quede troquelado por la funesta condición de ser un segundo plano… la llamada de su novio.

Para efectos de información, he de decir, que el novio era un celotípico, que parecía tener sensores sobre nuestros encuentros. Viene aquí, una referencia triste de aquella vez en que todo estaba planeado para un encuentro de pieles… pero justo ahí, en el último momento y antes de partir hacia el altar del sacrificio, él apareció… entonces, la postergación se volvió una fatal norma… después una infección urinaria, después nuestros horarios cruzados y por último los reclamos no admitidos, mezclados con la desvalorización de lo que cada uno quería del otro.

Nos despedimos con la mentira de extrañarnos, y ahí apareció mi contertulio hablador y desparpajado, en verdad quería hablar sobre el cinismo y la capacidad que te da este, para sobrevivir a las realidades montadas, como parte inicial de la discusión propuse una reflexión sobre la condición humana, sustentada en alguna acción arbitraria de cobrarle más en los tiquetes aéreos a las personas obesas. La respuesta fácil no se hizo esperar… que paguen más los gordos… y yo hablando de condición humana… intenté refutar la postura, pero recibí una sarta de argumentos económicos y administrativos, que lograron irritar mi momento de sensiblería lacónica… ahora estaba indignado… por todo, por la lluvia, por ella, por los argumentos de él… en últimas por mi postura sobre el cinismo.

Manifiesto Cínico
Aquí encuentro un primer obstáculo… ¿Se ha de manifestar… dar a conocer… contar una postura cínica?, descanso y mientras fumo, empiezo a confundirme a conciencia, con las ganas de hacerlo, con la certeza de que aquellos griegos antiguos que profesaron su libertad desmesurada, haciendo caso omiso de lo que les imponían, fueron llamados cínicos, (cínico: vida de perro).

De fondo hay una discusión sobre la simpleza, y todo lo que implica la naturalización de lo que el humano ha dictaminado como correcto… Me detengo y pienso que alguien alguna vez, me habló de la arrogancia humana… me solazo en la idea, pero debo llegar a alguna parte con este escrito… egocéntrico, por demás.

Uno de los postulados de la escuela cínica, que me llama la atención, es que el hombre entre menos necesidades tenga es más feliz… y aquí me siento defraudado, o quizá estoy siendo un anti-cínico… pues expreso, a cada momento que la necesito… que ella, sin duda, se ha vuelto… no sólo un asunto de significado… sino de sentido. Sigo, ya sin norte.

Pero intento adherirme al rechazo por las normas… como una salvación a mi condición, ya sospechosa de cínico, sin embargo… ella se instala como constitución, como carta magna… es verdad, en mi incapacidad de reconocerme, le otorgo más responsabilidades de las que puede asumir… Cínico no.. bruto… pienso.

Bajo ninguna circunstancia puedo desprenderme de los placeres… según sus postulados… soy completamente adicto a su cuerpo, a sus movimientos… en este punto estoy impedido para seguir hablando de cinismo.

Manifiesto Anti – Cínico
Dependo de sus sensaciones, hoy precarias y lejanas, asumo la coincidencia buscada y deseada, pretendo lograr un asentamiento emocional de y en sus pliegues prohibidos… todo ello como un péndulo que se mece del lunar de su quijada.

Su pelo es tobogán y es velocidad, me contiene y su vez me impulsa, sus rizos caen vertiginosos en los tiempos lentos de su recorrido. El sabor de su piel se confunde con los suspiros, que saben a encanto.

Me nombra, la nombro, queremos reconocernos en esos trillados mundos paralelos, digo, paralelos entre sí… como en el eterno retorno… como en un humor sin sentido… un chiste de Dios… un deseo del Diablo… ella y yo.

No hay vestigios ni huellas, es una existencia nula, que se sabe pequeña, pero tiene un ego grande, pretensiosa y con existencialismo basado en la compasión disimulada, esa existencia se para para gritar en el silencio.

Quiero cantarle a tus pies y su forma de moverse, quiero alabar tus caderas y su ritmo de cascada, quiero mirar tu piel desnuda y tener todas las intenciones… roer.. gruñir… lamer… y para quedar bien… acariciar, tocar y llorar…

Si poseerte tiene que ver con tu cuerpo, lamento decir que no me es suficiente… me despiertas la avaricia y la gula… que va más allá de tu vértice… que pasa por tu esencia y se manifiesta como un gota de llanto en tus ojos o en los míos.

Cansado de observarte, con el más fiel anhelo de no suspirar por tu presencia… con la indesición de llamarte, saludarte o quedarme en silencio, esperando no se qué... sabiendo que esto… no existe para nadie y que justo nadie va a ser doliente de un funeral sin sentido, donde mueren las categorías que me permiten amarte.

(Comentario)
JA… ¿CATEGORÍAS QUE ME PERMITEN AMARTE?
DE QUÉ PUTAS ESTÁS HABLANDO… NO SEAS CÍNICO [CONTRA NOTA: VER MANIFIESTO]

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