AQUI PUEDES SEGUIR ESTE BLOG

viernes, 14 de octubre de 2011

UN DÍA... ANTES DE DORMIR...

Tengo el olor de tu cuerpo en mis dedos y mis ganas untadas de tu nombre, mis labios buscan en el aire los contornos de tu boca, esa, que me dice te amo, esa que gime y esa que ríe.

La noche parece querer enfriar todo lo que toca, espero llegar a casa y verte desnuda, hacerte el amor hasta el amanecer y desayunar tus besos, quizá con un poco de café y tus galletas integrales.

Tal vez, sólo quiero dormir a tu lado y pelear con mi deseo de devorarte, para contemplar cómo respiras, cómo se dibuja en tu frentecita tu pelo enredado, cómo buscas mi calor y cómo tus pies son como pequeños pajaritos que buscan un nido en los míos.

Es verdad, quiero verte con tus discursos maternos sobre mis excesos de fumador, tus cuidados sobre mi cuello mugroso, o tus preocupaciones sobre mis almuerzos poco sanos, quiero verte disgustada cuando me atrevo a decidir por los dos o cuando mi imprudencia supera tu tolerancia.

¿Qué te puedo decir?... ¿que te he visto cuando escribes en una hoja y puedo contarte cómo sostienes con tu mano izquierda y abierta el papel para que no se mueva ni un milímetro, mientras garabateas divertida con tu mano derecha…? ¿o quizá que cuando me besas haces una mueca con tus labios como si estuvieras sonriendo?

La ternura ha vuelto.  Trae consigo recuerdos de batallas innombrables, unas heridas que de a poco han cicatrizado, como estuvo tan sedienta ahora te bebe despacio y con mesura, está con una actitud mística, casi solemne. La ternura ha vuelto.

Por aquí, sin ti y tu gusto por las verduras, ya es tarde, es el reino de la madrugada, de mi habitación veo la sombra de una lámpara colgante, que me mira hace tantos años como mi memoria me lo permite; en el techo hay un cadáver de un zancudo como advertencia para otros insectos sobre mi habilidad para aplastarlos de un solo almohadazo, mi madre ronda como hormiga adicta al trabajo, me trae café o cualquier bebida, escribo todo lo que veo para disimular el dolor de no estar a tu lado, ya me tomé lo que trajo mi madre y otra vez solo, escribiendo una y otra vez que te extraño, repitiendo que me haces falta, reiterando que aquí, sin ti y tu gusto por las verduras, ya es tarde.

¿Sabes? Me gustas mucho. Sobre todo cuando no entiendes algo y finges hacerlo, entonces tuerces la boca y afirmas con la cabeza, o cuando, antes de pronunciar palabra, tienes una idea pícara, tus ojos brillan y tus pómulos se suben un poco y no puedo dejar de mencionar tu preciosa capacidad de sonrojarte por todo, por pena, por sorpresa, por furia o por excitación.  

He olido tu cuello, tu pelo, tus cejas… te he dado besitos en la palma de tus manos, te he trazado con caricias de todas las naturalezas… has dejado rastros de amor por todos lados… ahora que lo pienso, es muy fácil que sudes… con una gota de sudor se cubre tu frente…

Ya ni sé de lo que hablo, quizá de tu capacidad para reírte, tu manera de juntar las palabras, tus finanzas desquiciadas o tus promesas sobre mis perversiones,  se une el recuerdo, el sueño, la fantasía y la esperanza, pero soy precavido y dejo las pretensiones a un lado, las presiones y pedidos de que me ames como yo lo hago, abandono todo aquello que nos joda esta felicidad… y sólo quiero… hacerte feliz.

Cuando leas esto, es posible que mi recorrido por tu amor sea más amplio… tus pestañas largas saltarán de letra en letra y quizá no digas nada y sólo me abraces… de alguna manera, que no comprendo aún, tu silencio me hizo fuerte, el silencio de esta vez, es tranquilo y un poco más reservado… no es ausencia… es presencia sosegada.

Por ahora tengo esto… en cada segundo me hallo esquivando la algarabía que me causa el estar contigo, y esto no es represión o contención, se trata de goce pacífico, una anarquía discreta un destello de desfachatez.

Debo apagar la luz y simular que duermo, so pena de que mi santa madre traiga nuevas viandas…

No hay comentarios.: