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jueves, 25 de febrero de 2010

IRONÍA SUBCONSCIENTE

En el momento en que alguien me la recordó tuve que callar… quizá para decir las palabras adecuadas o en un intento por no sucumbir ante la gran tragicomedia de haberla dejado. Cuando dejas la sangre por alguna causa, ésta debería ser grande, a no ser que adores la simpleza de morir sin que nadie te llore. Todo en ella era una extraña coincidencia con la locura, parecía que se deshacía en mis manos, pero no como la arena o en acto sensible de acariciar el humo… sino en una disminución de tamaño, algo así como si hubiese tomado esas pastillas de “chiquitolina” del Chapulín Colorado… o para quienes se molestan con alusiones infantiles, era como si hubiese entrado en el experimento de Amor Menguante, en la película de Almodóvar… quiero decir… se hacía pequeña, se disminuía y yo cerraba las manos con la certeza de protegerla, de asegurarle que nada le pasaría a mi lado… y así de pronto… al intentar mirar aquella pequeña figura aparecía convertida en un trozo de chocolate. Me enredaba doblemente, con su pelo y con su olor, tenía la capacidad de hacerme sentir poco, a pesar de su fuerza, que parecía proveniente de la que me hurtaba, se sabía débil. Pero el tema aquí soy yo, pues puedo poner en la mañana de los domingos, muy temprano, el despertador a sonar… y sentir el placer de apagarlo y seguir durmiendo… ella sabía de eso y no decía nada… se limitaba a rechazar mis plegarias indigentes y ruegos venidos a menos… a pesar de todo el maltrato, decidí llamarla en su cumpleaños… más que un fino ejercicio de masoquismo, eso fue una soberana estupidez, ella, que pronunciaba mi nombre despacio, como sabiendo que soy desesperante con lo de la pronunciación, ella que ha resultado ser la más desagradecida musa, ella… me agradece protocolariamente las llamadas y rechaza las posibilidades de vernos. Ella me hace sentir inseguro, inexperto, torpe… me veo cursi, con el pelo tiznado de canas, con sobrepeso, sin duda tiene el más triste talento de mostrarme la peor parte de mi ridiculez. Quizá las lágrimas no son de tristeza, sino un oscuro drenaje de podredumbre, por ello llorarla no era descanso, ¿porqué? Porqué le desee lo mejor, y también lo peor… mis límites, estaban de frente a sus frustraciones, era rabiosa, se decía solitaria, y tenía ese tono de drama, que hoy detesto tanto. Tengo de ella la imagen de sus ojos como si la hubiera intentado matar… nunca mires a tu víctima a los ojos porque esa mirada te atormentará por el resto de tus vidas… si es que antes no te matas… ella era insolente, y yo, que caía a sus pies, de rodillas ante su incapacidad de amarme…algo así como una violación… sí, eso… una violación pero fracasada… como el trauma de un violador con su miembro viril pequeño… que causa ternura… ¡Qué mierda! ¿Dónde queda la maldad? ¿Dónde queda toda esa escena de terror? Con ella todo se vuelve chiste… no podía permitirme la oscuridad, porque ella siempre sabía ensombrecer mi vida. Soy burlón, veo las cosas desde diferentes ángulos, o quiero hacer creer a los demás que así es… me creo mis propias mentiras y las fabrico bien… llevo años en este oficio y de tanto decírmelas me he confundido con mis propias verdades ya atornilladas a sus vicios mentirosos… ¿Vicio?... ¿Porqué no he fumado?... Quizá por el dolor en el pecho… o la pereza de ir hasta el patiecito ese en donde se ven tejas y las sábanas que cuelgan en las casas vecinas parecen fantasmitas ridículos, de esos de Scooby doo. Tengo tantas ganas de gritar que debo apretar los dientes… quizá la alharaca sea el último derecho desconocido… Me ganan las ganas… voy al patiecito de piso rojo, al lado hay una cesta con ropa para lavar… y me dan ganas de sentarme en el piso, desde aquí se ve la fea estructura del lavadero y oigo ese chillido infernal que no sé si es un grillo, una paloma roncando o un ratón masturbándose con la imagen de Minnie, la perra esa. Quizá pueda darle vida a la escoba o crear una mechuda dicharachera con el trapero, o suponer que las medias colgadas están en una orgía y gotean…quizá pueda arrancarme estas ganas de sufrir y hacerme un examen con alguien que confirme mi locura… ¿Otra vez? Con el mismo esquema de olvido… Debes cambiar de tema, eres un monotemático, ella… sólo lo haces por ella… ¿ya le dijiste que le has escrito? Si. ¿y qué te dijo? Que han sido pocos… se oyen las risas de aquel que supuestamente me curaría… y lo veo como se transforma en un demente con mi propia cara… No sé para donde mirar… me encanta sentirme paranoico, darle sentido exagerado a todo, sentir que todo me persigue, que soy el culpable de todo… que soy una contradicción… como un perro que sigue su instinto y no piensa… un adorador del caos…!Qué profundo¡ Qué buena figura, dirá algún carnicero sensible, qué mala copia dirá un conocedor del Guasón. ¿Eso soy? Un juguete que se cree superhéroe… alguien que pregona trascendencia y morirá solo una memoria recalcitrante… como una metáfora prolongada del insomnio…

En el momento en el que alguien me la recordó tuve que callar… quizá para no saber que quería huir con su hijo a un lugar solitario… ¿su hijo es un perro?... quizá porque decía que era irresponsable compartir sus angustias y asfixiante asumir la de otros… quizá porque no me le lancé encima cuando estaba ebria y solicitó de mis servicios viriles…¿Esto es una pelea con dios?... se caen los recuerdos apeñuscados, se desordenan las pasiones refinadas… no sé si canté… lloré… hablé… no sé dónde… ¿porqué soporté sus actitudes de niña malcriada?. Desapareciste y no dijiste… como cuando te arrancan una curita de una herida… de una sola vez… ¿Quién te crees para llamarme? (eso es una mentira… por favor llámame)… y entro en la contradicción de quererla pero odiándome… y entro en ese juego perverso de dejarme insultar… a cambio de estar a su lado.

“Si no te gusta lo que eres… ¡Devuélvete!... involuciona”… algo así dice Kundera…no sé porqué le dicen pacífico a ese océano…no sé porqué el resentimiento pesa más que la inteligencia… no sé porqué vuelvo a ella como si nada me pasara… y me derrumbo… como si la viera caminar sin gracia… con ese saquito fucsia… y su maletica de sobre…

Llueve… quizá mañana la vea… y otra vez mis esperanzas tercas se aferran a ese pobre recuerdito de mierda…en realidad no tiene nada que ver la lluvia y ella… no tiene que ver nada con nada… y es que… cuando todo vale… las cosas pequeñas pierden su sentido y las grandes… no son más que avisos sensacionalistas.

No escribas más… gracias… dirá ese que me odia… no me gustó dirá ese desafinado que odia a lo que más se parece… ¿es para mí? Dirá ella… No. No te lee… entiéndelo… no… te… lee.

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