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jueves, 16 de diciembre de 2010

CONECTORES LÓGICOS

En español hay gran variedad de conectores lógicos que cambian según el tipo de relación que se pretende marcar entre las oraciones.  A continuación se presentan algunos (en mayúsculas) que en este caso buscan enlazar ideas o añadir una idea nueva.

Quise quedarme con el sabor de tus labios tatuado en mis sentidos, pero la vanidad que me causó tu presencia me impidió capturar cada espacio mínimo de tu piel compartida. Hallé una sombra que tenía la misión de espantarme, pero solicité un adelanto de tu espíritu, para salvaguardarme y de tal manera tener garantías mínimas de asirme a tu propuesta de quererme, propuesta basada en la admiración y en la repetición del destino…

Ambas juguetonas, tú y la noche, con más parecidos de los que imaginé, ambas húmedas, silentes y con la serenidad calculada, como si se desvanecieran en la pócima de un amanecer prometedor de un nuevo encuentro nocturno. Pude entonces aplastar el tiempo para secuestrar tu aliento, como escuchando tus reprimendas al creador por la forma de tu nariz, o los recuerdos de tus kilos de más, que hoy asesinas en el gimnasio.

De manera automática y con un asombroso talento mecanizado, estableciste tus propias maneras de asumirme, y, OTRA VEZ me leíste entre líneas así como alargando un juego, y decidiste quedarte; aquí tengo que decir que, no fueron suficientes las advertencias morales, las restricciones biológicas o los insultos espirituales, nada era premeditado pero paralelamente todo era un deseo visto en sueños, cual premoniciones espirales escritas para coros celestiales pero interpretadas por huestes maléficas. DE NUEVO supiste callar y esperar, me miraste desde tu rincón favorito, que previamente yo te había fabricado, viajaste en gotas de lluvia sin pagar pasaje, y te esperé en ese paradero elocuente de la piel: llegaste en cuerpo y alma.

Pensé que sentías frio, tanto así, que te lo creíste, y vino entonces el temblor, quizá por estar en la cima de la piel, o quizá por arañar diversos universos anversos de los versos perversos, que parpadeaban con cada sollozo de tu goce, TAMBIÉN debo confesarte, si es que vale la pena confesarte algo, que te observé, y me sentí deseado, respetado y como lo dije antes, vanidoso; no sólo por ti, o tus aprobaciones, o tus ratificaciones, sino por el hecho de poder colgarme de tu belleza y catar tus advertencias sobre lo que pretendes ser.

ADEMÁS, necesito contarte que fuiste tan sutil como soberbia, esto lo digo porque sabes manejar ese malabar de hacerte notar cuando quieres Y también porque ostentas ese místico conocimiento oscuro de las pasiones despertadas. POR OTRA PARTE, y ya para terminar, soy el mensajero de una noticia: mis dedos claman por tus redondeces, te sujetan en fantasías dactilares indecentes y se tocan entre sí en una aberración onanista-digital, para ver si encuentran algún rastro tuyo, sin duda, es su manera de decirte que te extrañan. DE LA MISMA FORMA, mis ojos no quieren dejar de ver tu imagen en claroscuro, con esa fastidiosa cadenita que colgaba de tu cuello y me golpeaba con tus ritmos amatorios, todo se hacina AL LADO DE mi impaciencia por repetirte.

Es así como en alguna comarca de tu terreno líquido, se ha instalado la pequeñísima frustración de saborearte en tu ausencia, en tu distancia, en tu deserción; te apareces en rastros de sangre sobrante, envuelta en una toalla azul y con el afán justificado de irte. Son DE IGUAL IMPORTANCIA los clamores del recuerdo, las inquietudes y las desesperanzas, que aúllan por el olor de tu pelo salpicado en mi cuello, o tus manos que se comportan como investigadoras expertas y que auscultan con abuso sublime mis guaridas, ASIMISMO mis antojos de ti, no se quedan en la imagen de algún ebrio que se golpea la frente, tampoco navegan en un agua aromática vendida en un lugar popular. No creas que se trata de que te convenzas de que me haces falta, ni que yo mismo pueda persuadirme ante mis propios nervios por verte en una cita a las seis… es algo tan simple como que a ti te funciona el encendedor de cigarrillos, o que me digas que te encanto… síntesis de fascinación… como un conector lógico con la inmensidad que me significa encontrarte... creo que es eso…

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