A ESA...

Es inquebrantable, es inconmovible, es ruda e inmisericorde... es tu ausencia, que se ha convertido en mi más querida enemiga; no sé si es una dama respetable o una viuda insolente, una adolescente rebelde o una bruja resentida... quizá es la reunión brutal de tus frustraciones y anhelos inconclusos o la fusión feroz de tus pequeñas obsesiones y tu negación al futuro.

Aparece en cualquier momento... no descansa y está pendiente de cualquier rendija que dejas para manifestarse y de tal modo adjudicarte argumentos en contra del amor, en específico de mi amor por ti. La he visto rondar en tus noches de sueño, cuando rechazas mis abrazos, se ha dejado ver en los fríos saludos matutinos o en tus respuestas insolentes.

Aparece en tu silencio, en las dudas de tu suerte, en las maldiciones de tu pasado y en las angustias de tu presente, se mece en tus miedos de que te vuelva a doler el amor y duerme feliz en tus egoísmos.

Tiene un lenguaje refinado y sarcástico, que retoma tus derrotas sentimentales y amenaza toda posibilidad, se ríe de las cursilerías del romance y prefiere ser seca y sin adornos, no cree en ningún protocolo, se burla de lo sagrado y se ha declarado profana decidida… atea… apátrida… anarquista, no se reconoce ni a sí misma.

Tengo la sospecha de que puede ser una simple niña malcriada que no tuvo la suficiente atención, y que ahora al verse sola y con un pasado pobre, quiere reclamar privilegios innatos que perdió por estúpida.

Tu ausencia ha mutado, de vez en cuando la aplastas y la ridiculizas, la dejas sin espacio vital, pero su voz puede permear los obstáculos que le construyes, es un fantasma poderoso al que le hemos dado tanto poder, que se embriagó de ambigüedades. Algún lunes en la tarde la sentí en tus dedos con la negativa de tomar mi mano, o cuando apareció aquel sábado en tu boca y se manifestó con el recelo para con mis besos…

Sabe que la conozco y se ha disfrazado con sofisticación increíble, la he visto en tus lágrimas o en tus relatos de infancia, en tus caricias forzadas o en tus regalos de navidad, se ha puesto antifaces de indelicadeza o de inconsciencia, ha promovido campañas masivas de alejamiento y hasta te ha hecho ser indolente.

Cualquier error de mi parte es hábilmente capitalizado por ella, tiene un gran sistema de sonido que te invade y te hace usurera emocional al momento de ajustar cuentas conmigo… tu ausencia, como una presencia etérea juega sucio y sin reglas.

Ante tal enemiga, he dispuesto lo mejor de mi armamento, una amenazadora ternura que se renueva con el movimiento de tus pestañas, un infalible buen humor para soportar las tormentas malévolas de la crueldad provocadas por ella, la eficaz capacidad de ver más allá de tu piel y rejuvenecerme en tu olor… he ahí todo mi arsenal, te ruego el favor de excusarme si no te cuento mi estrategia, pues es posible que se esconda tras tu ojos de lectora.

Todo lo anterior te lo cuento por un único motivo, que puede ser celebrado por ella… quiere invadirme… quiere joderme, entonces, como me he dedicado a verla en ti, me es difícil identificarla en mí… De tal manera, tus fantásticas pataletas son bélicamente leídas, tus dispersiones o pequeños olvidos hacen carrera para convertirse en humillaciones…

No hay de qué preocuparse, me he inmunizado con tu risa y estoy trabajando en la construcción de alertas para visitantes no gratos.

Me despido con una idea amenazadora… que no leas esto.

(Maldita… sigue jugando bien)