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martes, 13 de marzo de 2012

ELLA Y LOS SIETE MINÚSCULOS


En los pasillos del palacio sólo se recordaban aquellos momentos felices en los que él la había rescatado de su largo sueño; desde aquel momento, él había ganado siete pequeños cuñados, la dote de la princesa y por alcance jurídico los derechos de contar esta historia.

Quería cambiar esa parte de “vivieron felices para siempre”, por “intentaron ser felices para siempre”. Ya eran insoportables las múltiples manías de Blanca Nieves, entre ellas la fobia a los cuentos infantiles, el asco por las manzanas y su fijación por los enanos, el cuadro clínico era complejo: Bibliopedófoba, Manzanofóbica y Microfílica, todo ello sumado a un fastidioso aire de reina de belleza, que posa hasta para ir al baño.

Sólo habían pasado ocho meses desde la vez que la encontró en la urna de cristal, al lado de la casita de sus cuñados. Hay que admitir que la fascinación por su cuerpo esbelto y sus novedosos, pero mediocres orgasmos, eran un buen inicio de relación, pero los problemas empezaron con sus depresiones repentinas y las visitas nocturnas de los enanos, tres o cuatro de ellos, en ocasiones los siete, según ella para consolarla, según él para consolarla realmente.

En las recientes semanas, ella le había solicitado la compra de un espejo mágico, el príncipe – que si bien era el heredero principal pero aún no era rey- había dado la orden de buscar por todos los lugares posibles, con tales noticias, de los excesos de gastos de su hijo, la petición de un espejo mágico, lo de los siete látigos pequeños y siete mini-ligueros rojos, el Rey, mandó llamar al príncipe.

Ya en su presencia, el Rey notó a su hijo desgastado, con fuertes dolores de espalda, desgarbado y de aquella presencia imperial, sólo quedaba un fantasma pobre de grandeza, - ¿No te lo dije?  Dijo el Rey mientras le daba un abrazo al príncipe – Sí Padre,  pero es que la vi tan bella, tan pura, tan indefensa… y ahora no la soporto, su nariz respingada ahora me parece a la de un topo, su pelo de seda me huele a feo… - Espera hijo, esas no son palabras de un fututo Rey… - Padre, quiero matarla. Sólo se miraron y hubo silencio.

En la ausencia de su esposo, Blanca Nieves aprovechó para volver al bosque, a aquella casita en la que su esposo la había encontrado, salió acompañada de los siete enanos, montados en perros que se veían incómodos por las improvisadas sillas, adaptadas al tamaño de los jinetes… llegaron y todo estaba como lo habían dejado, la casita, la urna de cristal que habían construido, las herramientas de minería, encontraron hasta el trozo de manzana envenenada que le había dado la madrastra de Blanca Nieves disfrazada de anciana. Blanca y los siete, miraron aquel trozo de manzana y hubo silencio.

Ya de vuelta, el príncipe se mostró amable y ella complaciente, los enanos estaban más reverentes que de costumbre y todos los criados se preguntaban qué era lo que pasaba. Ella anunció en tono alegre - Amor, mis enanos y yo, te hemos preparado un rico postre de manzana…- ¡Qué bien! Dijo él, yo te pude conseguir el espejo mágico… - ¿En serio? Quiero verlo ya… - Después de cenar, dijo el príncipe.

¡Postre! ¡Postre! ¡Postre!, gritaban los enanos, golpeando con sus manitas el tablón de larga mesa, - Después del regalo del espejo, dijo el príncipe sin inmutarse.

Fueron al patio principal en el que estaba una gran caja envuelta en papel de regalo, la princesa se apresuró a rasgar el papel y los siete enanos ayudaban con entusiasmo – Ahora podremos vernos mientras la consolamos, decía uno en tono burlón, - espero que el espejo sea de aumento – decía otro mirándose la entrepierna, y de la caja salieron tres arqueros y con flechas certeras atravesaron a la dama y los siete acompañantes.


Para celebrar su liberación, el príncipe mandó servir el postre.

Todos quedaron como estatuas en aquel palacio que empezó a cubrirse de maleza, hasta aquel día en que apareció la excursión de Giambattista Basile, un escritor nacido en Nápoles que encontró el diario del príncipe y decidió hacer su propia versión.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encantó esta versión de la historia, sobretodo las fobias y filias de la princesa... además el desenlace que sentí lo mejor, es lo que le da inicio a la versión que todos conocen. Super pilo.