AQUI PUEDES SEGUIR ESTE BLOG

martes, 15 de mayo de 2012

YO SOY AQUEL

             - Buenas noches doctor, soy Ramiro Crozas –dijo por el citófono aquel hombre -, vengo recomendado por el Señor Moreno.

El doctor miró el reloj y pensó que ya no había más citas ese día.

            - Siga, señor… ¿cómo me dijo que se llamaba? –preguntó, mientras oprimía el botón que desactivaba el seguro de la puerta-. Empuje la puerta.

 - Ramiro Crozas, doctor  –exclamó aquel hombre con un afán repentino-, me han hablado muy bien de usted.

Aquel consultorio tenía una intimidante biblioteca, un escritorio de madera y la típica silla en la que los pacientes le hablaban al doctor de cosas que sólo les importaba a ellos.

             - Es un poco tarde  –dijo el doctor mientras tomaba su libreta de apuntes en la que escondía sopas de letras-; ya estaba alistándome para salir.

            - Hace frío –respondió el paciente frotándose las manos-. ¿Me regala un tinto?

Hubo un silencio molesto y el doctor le indicó sin mirarlo que se sentara frente al escritorio.

            - Cuénteme, ¿en qué le puedo ayudar?

El paciente le dijo que prefería hacerse en el silloncito ese donde se acuestan los locos, el doctor tensó la cara ante tal chiste y le soltó una sonrisa tan falsa como la de los vendedores; sin mirarlo se ubicó en el sillón desde el cual fingía prestar atención, el paciente se recostó con las manos metidas en los bolsillos de su abrigo y suspirando dijo:

            - Tengo un problema doctor –El médico movió la mano haciendo círculos con los dedos, indicándole que continuara-, me gradué de un taller de escritores y después me salió un trabajo como cronista judicial.

             - Ajá –dijo el doctor en tono paternal-, continúe por favor.

- Verá, me toca escribir cosas de muertos y crímenes. –El médico paró de buscar la palabra “sensacionalismo” y lo miró y se dijo para sí: “Otro con fijación en la literatura, debían prohibir esos tallercitos”-.  Entonces doctor, tengo mucha presión…

El Doctor se aclaró la garganta y dijo:
   
- Veo, continúe por favor.  –Y volvió a buscar la palabra;  el paciente seguía hablando y mirando el techo–. Adelante, siga hablando
.
            - En ese trabajo me joden mucho, a veces tengo que inventar cosas y me siento terrible. –Su voz se empezó a quebrar y el médico le alcanzó un pañuelo como sabiendo que venían algunas lágrimas-. Me siento muy mal.

            - Pero en concreto,  ¿cuál es su problema?

            - Que ya escribí la noticia para mañana.

            - Pero eso debía hacerlo sentir bien ¿no? ­–mientras dejaba a un lado su libreta de sopa de letras-, ¿no se siente bien por ya haber hecho su trabajo?

            -No doctor, Usted no entiende, hasta ahora esa noticia es mentira. –Y en ese momento acarició el cuchillo entre sus bolsillos-. Hasta ahora es mentira… ¿me entiende?

No hay comentarios.: