Amarte, es seguramente, la
mejor experiencia que he tenido, no sólo por las risas o el safari por tu
cuerpo, discúlpame esta vez, pero se trata de mi… me gusto más cuando estoy
contigo; dirás que todo esto es entonces, de un ejercicio onanístico, que cada vez
ando alimentando más mi carácter narciso, o que como siempre, creo que estoy en un permanente
ejercicio docente.
Es interesante la manera
como empiezo a pensar en tus reacciones al momento de escribir, estoy en la
disputa si te escribo o me escribo, tengo la sensación de vacío al creer que no
leerás estas palabras y que mi historia de letras muertas se vuelva una noticia
actual; por ello, esa imagen errática que dices que tengo de ti -sustentada en
mi admiración por tu belleza, la diversión de tu locura, mi paciencia con tus
pataletas y la deleite de tu cuerpo- simplemente me hace feliz, tanto como la pretendida
intención e irrebatible alucinación de sentirme tuyo.
Las pruebas de esto que
digo, realmente no son muy contundentes, sólo me baso en la repentina alegría
de verte o en la súbita emoción por tus besos, claro está, hay que añadirle
otros elementos, como las disertaciones en tus estados malignos, mi insistencia
en los protocolos de trato amable o el proyecto de ajuste de velocidades
existenciales. Como ves, no se trata de asuntos irrefutables, sólo de pequeñísimas
situaciones que paso a mi memoria y terminan aquí, contadas para ti (y sólo por
joder, diré… aunque no tengas tiempo de leer).
Si bien he paliado tus
miedos tú has capturado mi angustia. Yo en mi papel de médico humanitario, los
he tratado como pacientes vulnerables, los visito con regularidad, les
pregunto cómo va su recuperación y me despido con una sonrisa; y tú, en tu papel de carcelaria cruel, de vez en cuando dejas salir a tu
prisionera a tomar un baño de sol y me avisas para que la vea demacrada.
Yo por mi lado, y sin que te enteres, he construido un exquisito esquema para que te sepas (y espero que lo
asumas) como la emperatriz de mi cielo, pero
de vez en cuando le permito hablar a unos rebeldes al régimen, le presto
liviana atención a unos disidentes de la familia imperial, y hago esto, sólo
para recordarme que puedes ser principio y fin.
Pero, si hay alguna novedad,
en esta experiencia de amarte, o mejor diré creerme amado, o disculpa si hablo por ti –amarnos-,
es que he tenido una transformación en cuanto a la pronta asimilación de lo
vivido, casi como un programa de televisión transmitido en vivo, filmado desde
la propia casa y con la posibilidad de verse a sí mismo… debo pensar, que puedo
caer en una peligrosa sobre-exposición mediática contigo, conmigo, disculpa de
nuevo –con nosotros-, ese programa, no tiene editores, sale como es, con la
sospecha de que algunas cosas no sean correctas -digo, social, política, erótica
y sentimentalmente adecuadas-
He aprendido mucho… entre
otras cosas a despedirme rápido y a decir lo importante como si no lo fuera...
Feliz navidad....
No hay comentarios.:
Publicar un comentario