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lunes, 28 de enero de 2013

EL CONCEPTO DE INERCIA TRASLADADO A LA EMOCIONALIDAD

Lector(a):
Si te espantaste con el título, es posible que el presente escrito se torne, aburrido, insolente, impertinente y desagradable, estás a tiempo, puedes dejar de leer, en caso tal de que tu obstinación, curiosidad o morbosidad te impulse, te ruego te atengas a las consecuencias.


Desde algunos discursos de la física, la inercia se entiende como una propiedad que tienen los cuerpos de permanecer en su estado de reposo o movimiento, siempre y cuando no se aplique sobre ellos alguna fuerza; también, la inercia es la resistencia que opone la materia al modificar su estado de reposo o movimiento. El resultado es que el cuerpo conserva su estado de reposo o movimiento rectilíneo uniforme si no hay una fuerza actuando sobre él. 

¿Aún estás lector(a)?

 Lo que sobra después del movimiento, lo que pasa después del frenazo del automóvil y la sacudida subsiguiente… cómo pasa eso a lo emocional, veamos: Primero, me permitiré posicionar la idea de las emociones, para llegar a la emocionalidad, también llamada por algunos, cuerpo o esquema emocional; Etimológicamente, el término emoción viene del latín emotĭo, que significa "movimiento o impulso", "aquello que te mueve hacia", estas pueden entenderse como reacciones psicofisiológicas que representan las maneras y los modos de adaptación a ciertos estímulos cuando percibe un elemento relevante, en otras palabras alguien que le importa, un recuerdo, un olor o algún enlace que lo conecte con un estado específico. 

¿Te emociono lector(a)? 

Las emociones pueden modificar la atención y transformar –en mayor o menor intensidad- ciertas conductas, hay que aclarar que, las conductas son el mapa de respuestas del individuo y éstas se encuentran vinculadas con complejos sistemas que se asocian entre sí y que son notables para la memoria 

¿Estoy en tu memoria lector(a)?

Pero las representaciones fisiológicas de las emociones son las que coordinan la forma de respuesta de distintos sistemas biológicos, así que se ven comprometidas las expresiones faciales, los diferentes músculos, la voz, y cuanto líquido albergue el cuerpo; de alguna manera, las emociones proponen una especie de equilibro en aras de un comportamiento adecuado a los estímulos y racionalidad social. Por ello, las emociones sirven para instaurar el punto de vista con respecto a nuestro entorno, y nos impulsan hacia ciertas personas, objetos, acciones, ideas y nos alejan de otros. 

¿Ya te alejaste lector(a)?

Y he aquí la conexión con la emocionalidad y la inercia, pues conductualmente, las emociones actúan también como almacén de influencias tanto innatas como aprendidas… Por supuesto, habría que ver casos específicos de individuos y culturas, pero en general, hay cierta invariabilidad en algunos aspectos emocionales. 

Si llegaste hasta aquí, ya qué… 

Lo que queda después de amar, es un movimiento sin respiración, es la fuerza de un arranque, que no tuvo más impulso, que el fantástico inicio, el mediano desarrollo y el lamentable estado final, así, cuando las relaciones cortas, simples y sin compromiso empiezan, son llenadas con expectativas y allí hay un impulso inaugural soberbio, plagado de ilusiones, buenas intenciones y anhelos, esta propulsión inicial, ha de ser alimentada, dinamizada, reimpulsada constantemente, para que la dinámica continúe, de lo contrario ese momento inaugural, queda como el único lanzamiento y alcanza un desarrollo para concluir en quietud. Podemos pensar en las emociones cuando las hacemos parte de nuestra conciencia, es decir cuando no respondemos a ellas y sus impulsos indeterminados y fluctuantes, aquí es prudente aclarar que no se deben confundir con sentimientos consientes, sino como respuestas físicas controladas por el cerebro, que permiten adaptabilidad. 

El psicólogo Ribot, planteó la trinidad afectiva constituida por el miedo, la cólera y el deseo: son los tres instintos nacidos directamente de la vida orgánica: instinto defensivo, instinto ofensivo, instinto nutricio. Desde este punto de partida se mantuvieron el miedo y la cólera, y se agregaron la alegría y la tristeza, estas cuatro también las poseen también los mamíferos superiores,
1. Cólera: enojo, mal genio, atropello, fastidio, molestia, furia, resentimiento, hostilidad, animadversión, impaciencia, indignación, ira, irritabilidad, violencia y odio patológico.
2. Alegría: disfrute, felicidad, alivio, capricho, extravagancia, deleite, dicha, diversión, estremecimiento, éxtasis, gratificación, orgullo, placer sensual, satisfacción y manía patológica.
3. Miedo: ansiedad, desconfianza, fobia, nerviosismo, inquietud, terror, preocupación, aprehensión, remordimiento, sospecha, pavor y pánico patológico.
4. Tristeza: aflicción, autocompasión, melancolía, desaliento, desesperanza, pena, duelo, soledad, depresión y nostalgia.

¿Lector(a) si te causo la 1, no crees que me causas la 4?

Pero en la actualidad, para la mayoría de los investigadores existen ocho emociones básicas, las cuatro enunciadas y las otras cuatro que son secundarias.

1. Amor: aceptación, adoración, afinidad, amabilidad, amor desinteresado, caridad, confianza, devoción, dedicación, gentileza y amor obsesivo.
2. Sorpresa: asombro, estupefacción, maravilla y shock.
3. Vergüenza: arrepentimiento, humillación, mortificación, pena, remordimiento, culpa y vergüenza.
4. Aversión: repulsión, asco, desdén, desprecio, menosprecio y aberración.

Listo lector(a), yo siento por ti el 1 y tu por mí el 4… quedamos en paz

Cabe apuntar que, para algunos teóricos las emociones secundarias, serían la mezcla de las primarias. 


Es justo esa sensación de vacío, que se vuelve costumbre, y de a poco deja de importar, es perder la costumbre de esperar, de una decepción decepcionada, de darse cuenta que no puedes aunque quieras, que el esfuerzo se nota, que el esmero se evidencia, que el afecto se disminuye, y se atraviesan en los discursos pentagramas carentes de importancia, poemas leídos como chismes, regalos despreciados y todo queda en una sonrisa, o en un reclamo. 

La inercia emocional, es el estado en el que los recuerdos están arañados de tanto visitarlos, ahí, el silencio reina, es mejor callar que hablar, los defectos son tan grandes como inevitables, las virtudes son pequeños trozos que salpican el aire, todo se entiende como presión, ruego, súplica, y surge la distancia, la desintoxicación, la necesidad del espacio, de que cada quien recorra su trayecto solo. 

¿No es emocionante lector(a)? 

Saberse víctima de las circunstancias emocionales, saber que vas a perder todo pero apostar y seguir sin pensar, trivializar la vida, despreocuparte… 

Agradecimiento: 
Si lees esto, lector(a), eres valiente y terco(a), quizá no sientas nada, quizá hayas perdido tu tiempo, pero te invito a pensar en aquello que sienten los demás, en cómo los afectas, en que sepas, querido(a) lector(a), que eres parte de un conglomerado emocional…

¿No te importa, verdad?
Lo lamento lector(a), aquí es prudente releer este texto o si quieres leer el poema 14 de Neruda, también sirve...

Sólo -emocionalmente- tuyo,

El autor

2 comentarios:

Shirley Sepulveda. dijo...

sigues sorprendiéndome por q con tus escritos... entiendo mejor por q tenemos sentimientos. por q necesitamos q algo nos mueva.

Anónimo dijo...

bueno por lo menos está vez no me da igual, aunque no creas se me aguaron los ojos debe ser, porque cuando no tienes al autor, lo extrañas y piensas que lo que te dijo en un principio era real y que no lo valoraste a tiempo.


wIsS