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martes, 25 de junio de 2013

CANDIDEZ EMOCIONAL


Las advertencias sobre lo vulnerable que estaba no fueron suficientes; no bastaron los intentos por acercarse a cada familia, la supuesta asistencia en asuntos cotidianos, la construcción conceptual... cada propuesta, parecía una indecencia cantada sin afinación.

Una amiga le dijo: "El problema de creer que cualquiera te puede hacer feliz, es justo ese... terminas metiéndote con cualquiera" y él, aún con lágrimas de esperanza, decía que asumía la culpa "la amé demasiado, la asfixié", la misma amiga, le respondía: "No, cuando se ama de verdad, todo es maravilloso".

Recordaba aquella vez de ese encuentro de piel, en que suspendieron el tiempo, se quedaron dormidos y parecía que estuvieran flotando. Recordaba las constantes frases que ella le decía, sobre su inteligencia, bondad, sus cejas... después descubriría, que sólo eran adulaciones; palabras para llenar los espacios incómodos... cosas que ella decía.

Le creyó, pensó que era respetuosa de los acuerdos, honesta... la asumió, pese a que ella, sentía su pasado como su único tesoro, él la arrendó con todo y sus lastres... 

Quizá, el problema más grande fue la aceptación por parte de otros, los amigos de él, sus conocidos, todos, de alguna manera dieron la aprobación de ella, su propuesta estética y sus habilidades sociales. 

Ella, hablaba de él, de su forma de hablar, de sus metas, de sus regalos... le agradecía todo lo que hacía por ella...

Él simplemente le dijo que la amaba con toda el alma.

...

Un día, ella lo negó. Con el argumento de que su hermano era muy celoso y que todavía no era momento de darlo a conocer.

Un día, ella lo negó. Pese a que él le dio su chaqueta para que no se le dañara su alisado con la lluvia, pese a que al lugar donde ella iba estaría su reciente exnovio, todo quedó reducido a un problema de imagen.

Empezó la angustia de no tenerla y el gusto de extrañarla...

Ella tuvo que viajar, él sólo quería estar pendiente de su asqueroso estado de ánimo, ella, no quería sentir presiones, ni sentirse obligada... en efecto, no quería sentir nada.

Él quedó como un estúpido loco acosador, un intenso maníaco y obsesivo, alguien que cede sus vacíos afectivos, un talentoso dramático y nostálgico tonto.

Ella, quedó borrosa, incoherente, casi que como un espectro.

Ella le dijo que quería que hablaran, él accedió, traicionando lo que pensaba, pues para ese entonces, era claro que lo mejor, cuando el que escucha no puede entender, es el silencio.

...

Una, dos y tres veces, se quedó a la espera de argumentos.

Ella, tan cobarde, él tan imbécil.

Quedó suspendido en el silencio de su propia idiotez, los timadores labios de ella decían cada vez más en susurro las mentiras que habían sido asimiladas como verdades...

No quería insultarla, por no cumplir sus promesas de comprar juguetes, por violar todo acuerdo de sinceridad o por ser indolente o querer creerse cruel y digna.

Llegó todo con un simple final de basura.

Como aquello que se encuentra en una esquina... oropel...

Él seguía creyendo... por terco, por cándido o quizá porque tenía el privilegio de sentir.

Ella, se excusó, pues prefirió abandonarlo a hacerle daño.

...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Este texto es de mis favoritos, gracias por tanta belleza, me ayudas a sentir que hay románticos en el mundo.