Siento el corazón latir, Ramírez me grita que se la pase, mientras que ese muchacho de octavo, me obstaculiza la visión, sin embargo, en la cancha, hay cuatro gordos, que siempre están allí, algunas veces juegan, según el equipo, de defensas o delanteros… escucho de nuevo el grito de Ramírez, que señalándome el lugar donde debo hacerle el pase, dice: “Si me estima” “Si me quiere” “hágame famoso”…
O sea, por fin he terminado la tarea para esa profesora, no parece que estuviera en quinto, más bien parece de quinta, ¿OK? estoy muy contenta, pues mi embarazo va bien, ocho semanas y dos días, o sea, Andrés dice que, va a trabajar en vacaciones, a ver si nos podemos ir a vivir juntos, sus padres y los míos, aunque no muy contentos, o sea, sé que nos van a apoyar… Por fin una silla libre, UY! esta cafetería o es muy estrecha o hay mucho pueblo… o sea.
El partido se hacía interesante, un empate a dos goles, sólo restaba el gol, pues los capitanes, a la voz de “el gol gana” ya sabían que tenían que jugarse la vida con sus equipos… se ve una gran variedad de jugadores, los que juegan con el saco en la mano, inclusive, los que juegan con la maleta al hombro, los que gritan pero no hacen nada, los que miran, los que juegan para que los miren, los troncos, los bravos que creen que ganando un partido son más viriles, las fans incondicionales, que hablan de todo mientras sus hombres juegan, los arqueros, los rabones, que como palomos indignados, sacan el pecho y estiran los labios, con expresiones como “ábrase”, “pilas parce” “qué le pasa piró”… una jungla espectacular de roles, que se mezclan en una cancha imaginaria, en una Bombonera onírica, en un Campín simbólico…
Los gritos vuelven, hago una jugada maestra, saco a tres del camino… estamos solos, el arquero y yo… ese perro de tercero, que una vez se fue de rabón y le cascó al costeño… ahora si papito, solos tu yo…
(…) menos mal, que Andrés, no me salió con las ridiculeces típicas de los hombres, o sea, a pesar de tener 17 años, es muy maduro, por que no es por nada, pero he conocido bobos de 26 ¿OK?, que se portan como chiquitos de 15, HEY! como ese, el de sexto, lo único que tiene es ojos, de resto, no hay nada que hacer, o sea NADA QUE HACER!!!
El joven hace un disparo violento con su pierna derecha, cargado de rencor, ansias de gol y unas pizcas de ego infundado, y aunque el arquero estaba atento, el balón rompió por tercera vez su portería, (GOL). El balón iba con tal velocidad que fue a clavarse justo en el vientre de una estudiante que hablaba sin parar… hubo silencio… la estudiante quedó desmayada, el pánico colectivo acudió, cuando una pequeña mancha de sangre, rodeaba el balón, incrustado en el vientre de la víctima… quien había hecho el gol vino para ver que sucedía… GOOOOL! Se escuchó.
Sus ojos no podían creerlo, después de haber sido vitoreado por sus compañeros, estaba ante la mirada de rabia de la multitud que rodeaba a la estudiante con el balón enquistado… ¡había pasado de héroe a villano en un segundo!
Hincado al pie de ella, lo único que le insinuó su intuición masculina, disminuida por la adrenalina y el temor, fue tomar el balón entre sus manos… la morbosa curiosidad de la gente para observar de dónde provenía la sangre, quedó atónita, cuando, del vientre ensangrentado salió una pequeña y rosácea criatura, que levantando los brazos dijo: “GOOOL PAPI, GOL.”
1 comentario:
me metiste en una maquina del tiempo hacia mi adolecencia, me senti vivo y libre
gracias por tremendo escrito
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