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domingo, 5 de octubre de 2008

Social Bacanería III El fútbol

Saludos amigas y amigos, aquí empezamos esta transmisión... Aquí estoy escribiéndoles trivialidades, una de las 698743264 cosas que me gusta hacer. Debo admitir que esto de la fiebre futbolera, tiene ciertas incidencias con todo lo que ello implica entre odios y amores.

Primero abordaré el problema de ver el partido acompañado por féminas, después los malestares provocados por la presión del juego y por último, los típicos comentarios que se escuchan cotidianamente.


¿Cómo así que metió gol? ¿Uich, esas camisetas tan feas? ¿En ese equipo no es que juega Iguarán? ¿Cuánto tiempo llevan? ¿Qué hacen los jugadores entre los dos tiempos? ¿Por qué fuera de lugar? ¿Por qué los señores de negro que están a los lados no se meten a ayudarle al otro que se la pasa corriendo de un lado para otro?


Estas y otras preguntas, serían motivo de un enternecido besito y una explicación tranquila, si no son realizadas justo cuando el partido está en su mejor momento.


Cabe anotar que el ego masculino se siente, digamos bravito, cuando un ego femenino habla del Juventus, del Boca o del Parma, también es válido decir que en muchas ocasiones el comentario no es para alabar la táctica de juego, los pases precisos, o la definición de los delanteros, si no el porte de éste, las piernas de aquel, los ojos de...


Es verdad. Hoy en día he escuchado comentarios demasiado buenos, con criterio serio y con una concepción casi científica del juego, hechos por expertas, que sin duda reciben miradas entre reprobatorias y envidiosas de aquellos que las rodean.


Una cosa es el gusto por el fútbol y otra la discusión sobre éste, más allá de enrolarme en una guerra genérica, que sin duda he de perder, quiero acotar que las apreciaciones, son todas válidas, pero a veces son hechas en momentos inadecuados, sólo a veces.

Hay incomprensible fuerza en este jueguito que empuja a gritar cosas como: “Pásela, pero suéltela papá, UICHHH,” etc, algunos otros espíritus más aficionados, optan por desfigurarse, cerrar hasta el dolor sus puños, morderse las ya carcomidas uñas, gritar groserías, en fin... lo verídico es que la sudoración aumenta, la presión sanguínea está al tope, los ojos están absolutamente concentrados frente a la pantalla, por ello, no es prudente ofrecer pescado frito (con bastantes espinas), arroz chino con palitos, preguntar por el concepto de complejidad en los nuevos ámbitos sociales o cambiar repentinamente el canal.


Aspectos tales sumados a otros, provocarán irritación profunda, dolores de estómago, problemas de hidráulica corporal y un estado similar a un orate. La idiotez que se aparenta es sin duda un profundo estado donde él, el orate, está absorto.


“El partido estuvo muy difícil, sin embargo el equipo hizo lo mejor y pues logramos obtener el resultado” “El equipo rindió lo suficiente y pudimos dar un buen partido””Bueno pues las espedtativas (pronunciación) se cumplieron y pudimos, gracias a Dios, sacar el mejor resultado” “El rival se mostró ofensivo, pero nosotros salimos a hacer lo nuestro y bueno, pues se ganó” Hace más de 20 años estoy escuchando las mismas declaraciones, por demás hechas 12 segundos después del pitazo final, donde la respiración entrecortada da muestra fehaciente de la afirmación hecha por el jugador.


Pero viene una última parte, que son los comentarios de la gente, que repite sin cesar, los argumentos populacheros de los comentaristas deportivos, “el partido estuvo bueno, pero le falta actitud al equipo”, “ese cambio del minuto 54 fue inapropiado, debío meter un volante de marca”, “yo no sé, pero parece que las camiseta no les duele”


Después de este recorrido, me doy cuenta que el fútbol es la mejor representación de la comedia moderna, está la justicia, el juez, vestido de negro, susceptible a interpretaciones pero irrefutable en la actuación, los jugadores con los cuales existen identificaciones por parte de los aficionados e inclusive se han hecho comparaciones con la vida, su actitud debe ser defensiva, ofensiva, como un volante de marca..., el público, donde cada uno se disfraza de colectivo, grita, se enardece y asume la posición, de técnico, los directores técnicos, como los políticos, manejan sus jugadores, dan declaraciones, hacen cambios... en fin, podríamos seguir haciendo paralelos con la sociedad, pero el tiempo terrrrrrrrrminó y no hay tiempo de reposición.

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