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jueves, 10 de diciembre de 2009

INVESTIGACIÓN DE TU DISCURSO O LEVE APROXIMACIÓN A TU SEMÁNTICA

ADVERTENCIA: TEXTO ABURRIDÍSIMO

Eso de leer los textos es un asunto difícil, digo, leerlos cuando quien los escribe ha causado escritos… lo sé, empezar con una tautología es un mal síntoma, pero, me daré el gusto de desmenuzar lo que escribes… Hablaré de tres de tus microtextos, que sin duda, son una expresión de aquello que sientes y espero terminar con una supuesta reflexión sobre decir “te amo”.

Por razones de seguridad emocional y para evitarme demandas, no pondré aquí los originales. (Siento como si dijera: Por respeto al público este programa no tiene risas grabadas)

En el primero empiezas hablando de negación, que es una clásica entrada retórica, pero es una negación a entrar (como quien dice: estás afuera), que se repite, ese énfasis, esa duplicación, ese clamor de arranque débil, de alguien que enuncia, me parece interesante, (más por el perfil de aquel a quien le escribes). Y continúas la idea con un intento, pegado a unos puntos suspensivos… que le da aire al texto y lo deja a uno como lector con un interrogante de pausa. En verdad el epíteto que das a lo que sientes no es novedoso en ti, (fiero, montaraz, bravío, arisco, bagual, indómito), lo que adorna el asunto es el inasible corazón de ese, al que llaman el afortunado… y entonces buscas, como cuando le quieres dar comida a las palomas y las espantas… Me parece que las hostilidades hormonales con los miedos, son un asunto viejo, es la misma pelea entre lo apolíneo y lo dionisiaco, no digo que esté mal, sólo digo que es un asunto que data de miles de años.

En el segundo comentas lo onírico y te metes con la comprensión de lo real, la delgada línea de ese mundo en el que imaginamos y nuestro fuero interno se despoja de falacias; hablas de una urbe que se incrusta, (figura por demás brillante… pues el contexto lo llevas a lo íntimo, algo así como la extimidad, de la que hablan hoy en día) y entonces afirmas que las quimeras son como armas cortopunzantes… (En efecto, dejan cicatrices en el alma, que duelen en noches de luna, como las articulaciones de los ancianos o aquel mito de que los dolores de la dieta en las mujeres embarazadas serán de por vida), y viene mi parte favorita, en la que dices que un “aldeano o rústico, que un hombre zafio y tosco” te ha hurtado el corazón, (digo que es mi parte favorita, pues, en serio, pensé que carecías de él… aclaro no del patán sino del corazón). Y sigues con un par de ideas, como de dulces lejanos (imposibilidad de alcanzar y frustración) y de dejar en paz a eso que llaman quimeras,(pusilanimidad) terminas el texto con una oda a Heráclito y el devenir, evidentemente pegado a un coloquialismo “Agua que no has de beber…”

En el tercero y último, te presentas desde una postura extraña, como en un Intercambio directo de bienes y servicios, sin que medie la intervención de dinero. Y clavas una frase hermosa, algo así como la destitución del recuerdo (me encanta porque puedo imaginar la metáfora del Edén, y cómo echaron a Adán y Eva, por recordar, por tener memoria, por conocer lo prohibido… todo hubiese sido tan fácil, si hubiesen sido amnésicos), y afirmas que nunca lo has olvidado (Esto me recuerda la tragedia de Funes el memorioso, el texto de Borges, en el que el recuerdo se torna universalmente sospechoso), y escribes una referencia (a mi parecer lúbrica), sobre irse y venirse… (que para mi gusto es perfecta, ¿Qué te puedo decir?... alguien sólo puede volver, cuando realmente se ha ido), y terminas el texto con la resignación de Penélope, que sabe lo que es la paciencia de la espera.

Y he aquí mi punto de llegada, ¿Cómo puedes decir te amo a un amigo?... acaso es una confusión de jerarquías… eso se deduce contextualmente, (en otros idiomas, pero aquí, están expresiones como: estimar, apreciar, querer, querer resto, valorar… ) en fin, quizá mi punto moral, no está en días de relajación, pues para amar hay que pensar en libertad de no tenencia, para amar hay que dejar que los amores se encuentren en la torre de Babel y que se comuniquen con la sencillez del cosmos, ¡Eso es!, la comunicación funcional, simple, que va más allá de entrelazar los cuerpos como serpientes malditas en su último celo, se trata de la vida, que permite que nos hallemos, se trata de los dioses, de la pelea por el premio de la eternidad que se agota en el instante en el que descubres que puedes sentir. Si las cosas fueran predeterminadas, no aprenderíamos las lecciones, si uno decidiera de quien enamorarse, o si uno pudiese superar los pasados, todo sería telepático, no hubiese notarias… y yo, no jugaría a ser un caballo de mar, ni que tu fueses mi jinete.

PD: Sonrío por lo del Patán aquel, hurtador de corazones... No sé si hay muchos o todos queremos ser uno de esos...

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