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sábado, 19 de diciembre de 2009

PARA TI, QUE ME LEES CON ODIO… ESTE REGALITO…

Creo que me enternecen tus intentos de insultos, son como pequeños arañazos de gatito… debo, esclarecer algunos conceptos, que por la forma como los usas, noto cierta inhabilidad, que más parece falta de pericia que escases de talento.

Primero, sugiero que debes contextualizar; algo así como informar de dónde viene todo eso que sientes y cómo se ha de transformar en eso que tratas de esputar como rencor, odio, envidia, asco… y todas esas cosas que hoy me profesas.

Contexto: Nos conocimos, nos entendimos, nos reímos y me odiaste… volvimos, nos reímos, viajamos, me pagaste unas deudas, te despediste a la peor manera de una serie gringa y ya.

Entonces hoy destilas odio, rencor, desazón, y te refugias como mascota de una mascota que se cree mascota… y disparas palabras, ves videos, intentas pensar que piensas, sobrevives…

Después de mostrarme lo que eres, y después de mostrarte lo que soy, queda en el medio una copia intertextual de ilusiones pervertidas, un llamado de tribus caníbales, primos que te retan, desajustes económicos, respiraciones con nicotina, largas caminatas, ofensas de clase social, fracasos con rizos, frustraciones millonarias, la angustia de un comediante sin público o la certeza torpe de que el público no lo merece…

Parece que visitaste algún palacio, y que ahí disfrutaste del poder, pareces fabricante de imágenes que se editan, que se doblan y que después pretendes explicar con desmedida emoción, como tu único discurso, como lo más importante… entiendo, no hay más…

Entonces encuentras a tu media molécula, según tu teoría de que el universo nos parte y la idea es que nos complementemos… entonces juras que te suicidarás si no consigues una meta llena de papeles con supuesto valor, y te vas inclinando a seguir con fervor lerdo lo que dice “El Secreto”, y llenas tu boca con frases prestadas de “Benedetti”… Hablas de círculos de confianza, imitando con paupérrimo impudor, el discurso de un personaje de alguna película. Bueno, es evidente, según lo que hemos hablado tú yo, el problema con la autoridad, que quizá pueda leerse como una ausencia paterna y, la relación edípica extraña, que igual que la mía, causa tensiones permanentes…

¿De qué hablábamos? De tu media molécula, veo… entonces adquieres seguridad, te envalentonas, y me dices: "estúpido", y afirmas que enlodo las letras, mediante mi estupidez, mientras que veo señales de apoyo con ternuritas disfrazadas y de tal forma edificas tu vida como estatua de sal que mira su propia Sodoma…

"Estúpido": te pregunto si en la acepción de mentecato o bufón… o en la acepción de estupefacto… ¿Me sigues?... por si acaso tu rencor te obnubila.

¿Fumas?... aprietas los dientes, y tus labios resecos forcejean por una sonrisa de naturaleza irónica… insisto no has logrado el sarcasmo… Entonces, nos ponemos en el plano discursivo… ¿Crees que leer sobre imaginarios, ya te permite construirlos o reflexionar sobre ellos?... No, no es tan fácil, por ejemplo, el significado de tu nombre tiene que ver con la amargura… y según eso tardarás mucho en conseguir tus ambiciones… Eso, como ves te podría llevar a buscar tu trascendencia personal en relaciones intimistas, que te permitan proyectar tu fuerte emotividad… pero en definitiva te puedes desarraigar de aquellos comportamientos sociales aceptados… pero si encuentras a alguien cuyo significado del nombre tiene que ver con fuertes guerreros, pero de carácter dulce, alegre, amable y afectuoso, cuyas actuaciones están guiadas por la justicia y la honradez… la cosa se complica, pues es una relación entre Ciorán y Caperucita… !Esto es un Desvarío!¡Perdón!, sólo es una glosa a esto del odio.

¿Pero cuál es el regalo? ¿Para qué te escribo? ¿Es acaso un ejercicio de mi ego, para saberme con más léxico que tú? ¿Es una retaliación por compartir la piel, que ya había sido compartida? ¿Es por tu desacuerdo e incumplimiento de los protocolos?

No. No es nada de lo anterior, en verdad es una corrección y a la vez sugerencia, sabes que soy cansón con eso de lo errores… antes de esta expulsión de fastidio, te había dicho que escribiste algo así como que "enlodo las letras con mi estupidez…" Aunque es un buen intento de figura, no es suficientemente contundente, si quieres decir que, mi estupidez es tan grande que no debería escribir… te lo acepto, pero entonces no deberías leerme… ¿No crees?. Alguien que te conoce dice que adoptas mis maneras de hablar, y hasta usas algunas de mis ideas… No hay problema… sé que ni siquiera lo notas.

Estupefacto… anonadado… de sentir estupor… supongo que es la acepción de estúpido que no conocías… ¿Recuerdas que lo hablamos? La capacidad de asombro… no sé si lo tienes en la memoria, o lo dices como si fuera un gran descubrimiento tuyo… No creas que te estoy pidiendo créditos discursivos… es sólo que tus arañazos de insultos, me instan a recomendarte un libro de Arthur Schopenhauer, se llama “El arte de Insultar”…

“La injuria, y el mero insultar, es una calumnia sumaria, sin mención de razones; esto se podría expresar bien en griego: el insulto es una calumnia abreviada. […] Hay que conceder, sin embargo, que quien insulta pone de manifiesto que no tiene nada sustancial que oponerle al otro; ya que de lo contrario lo invocaría como premisas y dejaría que el auditorio extrajera su propia conclusión; en lugar de ello, proporciona la conclusión y queda debiendo las premisas, queriendo dar a entender así que ello sucede únicamente en aras de la conclusión. (Parega und Paralipomena, cit, vol. 1, p.361. Arthur Schopenhauer)”

Eres como una niña perversa y tienes la gran capacidad de autoengañarte... no te creas todo lo que piensas...

Hasta una nueva ocasión…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por el regalo, hasta ahora lo leo, profundo, me lo esperaba, gracias...sin embargo no hay odio en mi lectura