Lo primero que vio el payaso cuando salió a la pista del
circo fue un par de luces que lo encandilaron, sonrió, alzó las manos y engoló la voz,
produciendo un sonido gutural: “Hoooola amiguitos… hoy traigo el mejor show”, vestido con un ancho pantalón azul, un saco de colores y unos zapatos
gigantes, se tropezó.
Desde el piso y sobándose la rodilla izquierda, dijo: “No
hay de qué preocuparse, todo está calculado”… el público seguía en silencio.
En la misma posición dijo: “¿Saben a quiénes no soporto? A esos que
hacen ejercicio en escaladoras estáticas… es que acaso no se dan cuenta que ¿están
en el mismo sitio? ¿en el mismo sitio? … ¿entienden?... –Se levantó de allí, se montó en un triciclo pequeño y prosiguió–:
Ok, Ok, público
difícil, pero con esta historia se morirán de risa: Todo había empezado mal: él era
un metódico y aburrido profesor, más bien gordito, medio cegatón y con un ego
de mierda que no le permitía respirar bien; el otro personaje de esta historia también
era profesor, era un tipo flaco, de pelo largo, dedicado al arte y a la
bohemia. ¡Adoro las historias de profes!... son un chiste... ¿me entienden?... las historias y los profesores –El silencio seguía. Carraspeó un poco y dijo con ánimo–:
Llamemos al primero el gordis, y al segundo el mechudo…
bien, el gordis, tenía problemas en sus rodillas, le gustaba la música y se
expresaba bien en público… jajaja,… ¿me entienden?, o sea que no se expresaba
bien en privado… ¡perdón!¡perdón!… sigamos… el mechudo, era un artista plástico… ¡no!, esperen… jajaja “plás-ti-co”… ¿no fue gracioso?… ok, ok… –continuó con resignación– decía, que mientras uno
adoraba hablar y preocuparse por tonterías tiernas, el otro era rudo y salvaje; mientras el gordis era complicado y conceptual, el mechudo era pragmático y
fáctico… el gordis medio regular con eso de la danza, en cambio el otro era un
trompo… una perinola, una centrífuga humana, un… ok, ya sigo…
El mechudo era un espíritu demasiado libre, el gordis un
alma compleja, por no decir acomplejada, jajaja... pero tenían cosas en común, por
ejemplo sus nombres terminaban con gramática correcta, uno indicativo de plural y el otro
como gerundio y, ambos tenían un carácter explosivo, como Hulk… pero Hulk
mechudo debía ser muy chist… ¡hmmm!... pero ya no se puede decir nada…
Esperen… esperen… aquí viene lo gracioso… que es el tercer personaje de esta historia: ella, la pálida fémina... en efecto, era llena de gracia, de cara afilada, dientes lo suficientemente largos como para dejar ver sus encías, con labios delgaditos… porque no decía cosas
gruesas… jajaja… y ojos bonitos… miren lo que es el inconsciente, siempre se tapaba la
cara con bufandas… ¿por pena? noooo... ¡Es verdad!... ¡Ah! y me faltó decir que solía estar congelada en vida...
Pero, volvamos a los dos primeros: Uno vivía en el Santo de
la tos y el otro en las Ferias… ¿Ya entendieron?, ella decidió ser un objeto de
feria… jajaja... ¡Obvio!, es mejor ser una batea que concepto...jajaja”
Por causa de la risa, el payaso se revolcaba en el piso, tenía el
maquillaje corrido y su nariz había quedado unas vueltas atrás… con los ojos
llorosos continuó:
“Ay no… pero lo hilarante es que el gordis… esperen…
jajajaja… el gordis se creyó el cuento de que ella era su novia… y ella…
–tapándose
la boca para evitar la carcajada– siempre tuvo a dos personas… –no pudo
contener la explosión por el chiste– pero… pero… el chascarrillo más grande es
que ella, le montó una película de honestidad y es más… –moviendo la cabeza y
sujetándose el vientre–le terminó a él… por infiel… jajajaja”
Limpiándose las lágrimas, dijo: “El gordis tontín… o mejor
diré el tontigordis, la esperó y creía todo… como por ejemplo, aquella vez que ella
no llegó a una cita importante para hacer una licitación y era porque ella se
había quedado en casa del mechudo…jajaja”. Se sentó en el piso, desgonzó las piernas y
continuó: “o la vez del supuesto viaje con las amigas a fin de año… dizque para
pensar las cosas” –hacía gestos con el brazo erguido y movimientos de
apareamiento–.
“Y el tontigordis todo bonito, hablándole de amor y de ternura
y el mechudo haciendo lo suyo… –y seguía haciendo movimientos de apareamiento– el viajagordis llevándola al mar para despedirse en una tarde romántica y ella
anhelando al mechudo… jajaja... y –pasando saliva para no atorarse– el gordis ahí, de lunes a viernes y ella los fines de semana estaba de mechirumba... jajaja”.
Las luces se apagaron, pero el payaso seguía hablando en la
oscuridad: “Eso no es nada, el emogordis le escribió en su cama “volar” y ella le
puso unas tetas de juguete para que él las viera… ¡Ay! No más, por favor… pero, ¡esperen que esto se pone bueno!: el mechudo, le dijo que no quería que ella estuviera más con
el gordis… ¡ahora sí fue! se le salió el Hulk, entonces el mechihulk, se empezó a preocupar por ella… no ven que antes no la llamaba…jajaja
y el otro todo llamador… el llamagordis y el mechihablamosluego… ”.
Sólo se escuchaba la voz del payaso y sus risotadas
descomunales, también los golpes que daba en el piso con sus pies al reírse… “Una
vez, el invitagordis le dijo que fueran a cenar cerca a las Ferias y ella dijo que
por ahí no, porque se sentiría mal… jajaja, pero, lo que realmente es chistoso,
es que… es que… ella dijo que se iba a quedar con uno de los dos… y resulta
que, el guevigordis se tragó el cuento… pero el mechudo estaba de viaje…”
Le dolía el estómago, pero seguía sin poder parar: -“¡Ah no
crean!, el buenpartigordis también tenía lo suyo, la mamá de ella lo adoraba, y en cambio al mechudo le
decía “ese cola de ratón”, además él, el sexygordis, se creyó dueño de su lubricidad y le quiso
mostrar su mundo… pero ella, tenía un pasado tortuoso y decía que se había
vuelto así, por culpa de los hombres… jajaja, de la infidelidad de los hombres… ¿me
entienden? Hasta le echó la culpa de todo a su papá... jajaja.
¡Y ella le decía al gordis: ¡manipulador!... y ella no fue capaz
de asumir que no lo amaba… y ella, tan pobre de espíritu… hablaba de lealtad…jajajaja… ¡No más por favor!… que me hacen acordar del estupigordis todo enamoradito y dedicándole la tesis de maestría y ella buscando argumentos para echarlo...
De pronto, el payaso se quedó en silencio y pensó que el
show no había salido tan bien como creía, y que el problema era que todo había
sido muy simbólico, como la fiesta fallida de cumpleaños que el cumplegordis le había
preparado a ella…
“Esperen, –dijo reincorporándose-– todo funcionaba mientras eran amantes… ¿No les había dicho? –y habló como diciendo un secreto–Ellos … el gordis y ella… empezaron como amantes, y ahora que entiendo... siempre lo
fueron… ¡Ah juemadre! ahora, todo esto, no es chistoso.
Bueno, –terminó el payaso– y si se preguntan sobre lo de la mujer Gota, Vaco y
Porra, es sólo un juego de palabras... ya no tiene importancia, es un asunto simbólico… jajajaja…¿me entienden? ... Sim - bó - li - co.
“Señor, es hora de dormir, tómese los medicamentos y a
acostarse” dijo un enfermero en el manicomio municipal.
4 comentarios:
Este teto está inmisericorde. Destroza todo, la figura del payaso loco es magnánima, tiene crueldad, sensiblería. Me aterró.
Uno no sabe a donde van a parar sus escritos, el final es escalofriante; logra un ambiente sórdido y lastimero. Me dormiré pensando en payasos locos.
Aunque se resuelve el nudo muy temprano en le texto, el texto lo lleva a un final inesperado. Es una manera honesta de expiar demonios. Buenas letras amigo.
Me encantó la forma en que describes los contextos, y la forma como los personajes asumen una personalidad dentro del escrito. Muchos éxitos.
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