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viernes, 15 de marzo de 2013

¡AICH!

-Dijo: Pero si no pasó nada… ¡Ay! No le ponga tanto problema…” Le respondió:¿Qué no pasó nada?... Te advertí sobre las consecuencias, los posibles problemas… las evidencias demostraban que los resultados iban a ser estos.” “¡Mmm! ¿Pero qué?… ¿acaso no la pasó bien?”… -respondió de inmediato, sin mirar- “¿Tú crees que sólo fue eso… pasarla bien y ya?, ¡No seas trivial!” -Interpeló con aire de indignación- “¿Ve, por eso nadie se la aguanta… ¡habla tanta mierda!... debe ser miedo a que sepan que yo soy quien mando” “¿Qué? ¿De qué hablas?... yo te estoy diciendo, que eres inconsecuente, que haces cosas sin escucharme, que vas sin pensar… no que mandas tú o mando yo”   -dijo con desconcierto- “¿Otra vez? ¿Lo mismo? ¿No tiene más que decir? Por favor, cambie de carreta… sus poesías no son más que palabras que no entiendo… ¡Ah! Olvidaba que Usted se encarga del pensamiento y de la inteligencia… ¡Perdón! por la brutalidad -dijo, mientras sus ojos se llenaban de ira-.

Hubo silencio.

Mira, no te digo que no pienses, ni que no entiendas, lo que quiero decirte es que, no mides tus actos, y por eso te inscribes en cualquier situación, sin… sin… deducir, es decir, sin precaución alguna” -dijo con un tono disfrazado de tranquilidad- “¿Y para qué pensar? la vida es una casualidad, no debe estar llena de planes y esquemas… se trata de arrojarse al vacío”-dijo, mientras miraba a lo lejos- Quiero decirte que no tener un plan… es un plan… o sea, tu plan es no tener plan… ¿me entiendes?" -dijo con seriedad-No, no la entiendo, ni me interesa… ese es su problema, que habla de entender, pero quien no entiende es Usted” -dijo mirando al mismo punto lejano.

Suspiros de impaciencia.

Mira, aquí el problema es que, no valoras, te da todo igual… te da lo mismo 8 que 80… no diferencias, no jerarquizas, no distingues-dijo hablando rápido y fuerte- “¿Cómo así? ¿Entonces no siento nada?... ahora soy insensibleno sé porqué me habladebería tener mejores amistades… ¿no cree? … y no andar perdiendo su tiempo y su agudeza mental con alguien como yo -dijo con más rabia que antes-No empieces, con tu estrategia de víctima barata… no te refugies en tus experiencias, ni en tu suerte… de lo que estamos hablando es de...”  ¿Estamos?-dijo interrumpiendo- Usted es quien habla… siempre lo hace… siempre se cree inteligente y jura que tiene la razón… ¿sabe qué resulta de eso?... ¡ABURRIMIENTO!... ¡eso es! Me aburre… es insoportable”.

Silencio de nuevo.

"¿Qué quieres entonces? ¿Que me calle?" -dijo con los ojos puestos en el piso- “Sería lo mejor” -dijo sin mirar a ningún lado-

Y así habían estado hablando la razón y el corazón, era una pelea constante. Parecían fuego y pólvora, sus naturalezas distintas los llevaban a repelerse; por un lado, el corazón tenía una personalidad ansiosa, indefinida… un adolescente irremediable con la certeza de su belleza y la creencia vuelta insensatez de que estaba bendecido… la razón, era prudente, calculadora, perspicaz, fanática de las estadísticas y maniática de los espacios y ambientes controlados.

El corazón tenía inseguridades profundas, una memoria selectiva que recordaba anárquicamente, se movía por impulsos; la razón, guardaba con recelo todos los dolores y clasificaba de forma psicorígida, aquello que le parecía importante. 

Se miraban con indiferencia, había tantas distancias en esa pareja, que ni siquiera aguantaban sus silencios. 

La razón se basaba en lo que el corazón sentía y el corazón se expresaba a través de lo que la razón producía. Eran hechos el uno para el otro, pero no se creían dignos de estar juntos, se desconocían, se maltrataban y en la riña, siempre ganaba el orgullo de cada quien y, sólo en la callada intimidad, cada cual manifestaba lo que realmente sentía y pensaba.

“Corazón, -decía la razón en sus pensamientos- eres lo más bello que he conocido, tu manera de ver la vida, es fantástica, me pones siempre al borde de la locura… y he aprendido a amar eso… De verdad, me impulsas y sólo puedo maravillarme contigo… eres mi cielo y mi suelo… eres lo que necesito para vivir”

"Usted, -decía el corazón en sus sueños- es toda bonita, siempre anda preocupada por lo que me pasa… me gusta verla brava, me gusta ver sus reacciones ante mis ocurrencias… aunque a veces me saca el malgenio, le quiero decir que me hace sentir querida, me hace sentir que le importo”

Cada uno se refugiaba en su propias reflexiones y sólo podían especular en lo que estaba pensando el otro… esas interpretaciones pervertidas, se convertían en malas definiciones de lo que pasaba en realidad… ninguno quería ceder. 

“¿Cómo está?”-preguntaba sin interés- “Muy bien, tú cómo estás? -respondía con amabilidad- “Ahí, esperando a ver qué pasa…”. Pensó en decirle que en lugar de esperar a ver qué pasaba, debía hacer lo posible para que pasara lo que él quisiera y, que no dejara el destino en manos de lo aleatorio… pero, sólo atinó en decir: “¡Qué bien!”, él pensó en decirle: “¿Qué planes tiene?”, pero sólo le dijo: “¡Aich!... estoy aburrido”.

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