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martes, 19 de marzo de 2013

LO QUE NO DIJE (DEL SILENCIO)



He estado pensando que las partes más hermosas de nuestra relación eran los momentos de silencio.

De hecho, en una discusión que tuvimos, te tomaste la molestia de llamar, para decir, algo así como que ya no podías estar a mi lado, pues el control y la vigilancia no tenían que ver con aquello que entendías como amor… recuerdo no sólo el contenido del discurso que pronunciaste, sino el temblorcito en la voz y la elocuencia de las pausas… eras una francotiradora inmisericorde y con cada palabra destrozabas las cabezas de mis argumentos para estar a tu lado.

También, -hoy entiendo que fue una soberana estupidez- me callé muchas cosas, como por ejemplo, todo lo referente a tu naturalización de la miseria, es claro que no hablo de elementos de dinero, sino de miseria en tanto a desgracia o infortunio existencial, de alguna manera me callé todo aquello que veías como normal y que estaba incorrecto… digo protocolariamente incorrecto, como la relación con tu familia, los asuntos del orden y el desorden, la trivialización de la existencia y esa ansiedad permanente y a mi parecer  sin sentido de buscar por buscar… de mirar a ver qué pasa… de especular todo el tiempo en un tema muy delicado: tú misma.

Obvio, la lectura furiosa, puede darte a entender que te digo que sólo eres una especulación de ti misma, pero, lo que importa aquí, es que me callé eso, sólo para estar a tu lado… ¿Me hago entender?... ¿No?...  Déjame intentar explicar con este ejemplo:

Dijiste:  “Me sentí sola” en un día que me acompañaste a algún sitio y tuve que hacer mis cosas, yo te dije: “¿En serio?, yo me siento solo todo el tiempo”… y hubo silencio… Aquí tu silencio pudo ser porque ante un reclamo, yo salí con una tontería… pero mi silencio fue porque me enseñaste a sentirme solo cuando estabas conmigo. No creo que haya sido claro el ejemplo… disculpa, debo avanzar en la exposición de esta idea.

Entonces, decía, que aprendí a callarme, en primera instancia para evitar convocar tus reacciones insolentes, que podrían redundar en asco, por eso opté por observarte, pero al hacerlo, fui mutando en mi manera de asumirte… muté tanto que me dejaste de importar… te hice tanto caso, que terminé haciendo lo que tú hacías… por ello, cuando me dijiste que deseabas estar sola, te creí, cuando dijiste que me llamarías, te creí, cuando dijiste que era mejor ser amigos, te creí, cuando dijiste que esas no eran penas, te creí… y ahora en lo que realmente creo es en tu silencio… pues me reconforta.

Pero no olvides mis niveles de paranoia… que bien alimentaste… puedo caer en la desesperación de creer que no te importa y que tu silencio es no por incapacidad de expresión sino por exceso de actividades en tu agenda… con todo lo que ello implica… desde tu piel  -con recovecos incluídos- hasta tu espíritu –con recovecos incluidos- … de tal forma, puedo pensar, que tu silencio es una afirmación, no sólo de sospechoso pasado, vibrante presente y fracasado futuro…  puedo pensar que tu silencio sólo es asimilación… que estás en un proceso de cocción…

Siendo consecuentes, no debería escribir nada –por aquello del silencio- pero, me remito a mi –indigna por demás- actitud ante tus agresiones simbólicas… a todas ellas, prefería callar y en un inocente acto de creencia, desear que te dieras cuenta de que me lastimabas… pero, aprendí a disfrutar el silencio y a construir un mundo paralelo, en el que eras la que no podías, querías o lo lograrías ser.

Silencio… que la lluvia hable, que se callen las palabras para que hablen las letras disfrazadas de gotas suicidas, que cuenten en sus propias escaseces las bondades del dolor ajeno… de la falta de conciencia… de saberse simple… sin nada… con la plenitud de la agonía… ¿cómo despertar sabiendo que no eres nadie?... ¿cómo vivir en un escape permanente?... Silencio, que la inteligencia no frene su paso… admiración ante la magia sin trucos falsos… reflejos de una cara que se desvanece...  Silencio en la garganta… Cantos inadecuados…

¡Silencio!… el silencio se ha pronunciado y dejó de existir.

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