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miércoles, 17 de abril de 2013

MIRA DÓNDE ENCONTRÉ LA RESPUESTA: EN TI. (DIFERENCIA ENTRE IRONÍA Y SARCASMO)



- ¿Te dejo la perra, para que te acompañe?

Hola, soy yo otra vez, aquel que escribe con la certeza de que podrás hacer de esto un chiste, ya ves, aprendí sobre el masoquismo, para que no digas que no me dejaste nada, alguien dijo, el verdadero amor no deja nada bueno, sólo deja todo lo mejor, ¿entiendes?... quiero creer que sí.

- Hola, vas a pasar… perfecto, en la portería de mi edificio… ya nos vemos.

Disculpa, tengo ideas encontradas y bipolares, que se dibujan en las máquinas esas que hacen retratos en los cinemas, como un pobre intento de meterme en tu cama como recuerdo dejando mi perfume, o un saludo desprevenido por Facebook… ¿simple, verdad?... pero espera, también puedo decir que quise tocar por un segundo tu cuello con los tristes y malvestidos vestigios de mi sentimiento por ti… escoge la idea que quieras, igual ya no importa.

Empieza el vuelo

Para diferenciar dos elementos, primero hay que definir cada uno, el intento de este texto, además de abordar subliminalmente el concepto de insolencia, es el de esclarecer las diferencias entre ironía y sarcasmo, para concluir en una lápida hermosa, con el epitafio casual de un viento frío que no sabe escribir.

Diré que la ironía es la figura mediante la cual se da a entender lo contrario de lo que se dice, puede tener identificaciones desde el contexto donde se emite, también influye la entonación y por supuesto el lenguaje no verbal; justo expresa lo contrario de lo que se dice, para escribirla, se usan los paréntesis, los signos de admiración o las comillas, veamos un ejemplo:

Estaba “súper feliz” al conocer a tu futuro novio… 

Por otro lado, el sarcasmo es una burla malintencionada y descaradamente disfrazada, es una ironía más compleja, que supera la negación, se presenta entonces más mordaz, y se solapa la intención de agraviar, por lo tanto es un disparo al aire, que como crítica indirecta no es tan evidente. Una definición atribuida a Wilde, pero sin comprobación de su autoría es: “ el sarcasmo es la forma más baja de humor pero la más alta expresión de ingenio". Nótese la construcción en el siguiente ejemplo:

Estaba “súper feliz” al conocer a tu futuro novio…  (¡Perdón!, debí decir futuro exnovio)

Ahora, te reto a que identifiques las ironías y los sarcasmos en lo que sigue:

PRESS START FOR ANOTHER GAME

Recuerdo que me acariciaste la cabeza en un acto de compasión, después de haberme pedido que te prestara el celular para llamar a alguien, me acosté y respiré profundo, salvaguardando mi estupidez y mascando las piltrafas de eso tan ajeno llamado orgullo.

Antes, me habías dicho un par de cosas y entre ellas una que me dejó atónito, perplejo, ¿entiendes?... o sea, el primer mensaje verdadero de tu parte, que por asuntos del destino sería el último.

Leíste algo que te había escrito, omitiendo los errores de dicción, la dislexia, la falta de conocimiento de algunas palabras, la liviandad de espíritu, la dispersión y los bostezos de aburrimiento, digamos que leíste bien, te rogué que leyeras en voz alta, mientras dos jovenzuelos disfrutaban jugar con una bomba al lado de la mesa metálica en aquel cinema, aquel día.

Te hice la pregunta más corta que existe en todos los idiomas: “¿Y?”,  tus ojos bonitos (sólo eso),  se levantaron perdidos y cansados para mirarme, parecía en efecto una evaluación sobre la comprensión, el ritmo y el mensaje que habías leído; la respuesta, no se hizo esperar tu boca preciosa (sólo eso) pronunció: “¿Para qué escribes más sobre mi?... no lo merezco”, quedé con las gónadas de alzacuello (las guevas de corbatín), intenté pensar que, esa no era una respuesta posible, y que quizá era una de tus artimañas para obviarme… (odiarme)… sólo pude responder con lo más exacto, el silencio.

Después alguien me diría que nuestra relación estaba marcada por un embrujo, y que alguien quería que no estuviéramos juntos, ¿Alguien?... y se me ocurrió tu nombre, ¿Alguien? volví a preguntarme y me vinieron en fila tus desplantes.

Aquí, debo parar un poco y fumar, al volver siento que no siento, creo que esto es un diario de desgracias, en el que para mi maldición sigues siendo la protagonista, pero vi un mensaje escrito con el humo, en el que se dibujaba tu cuerpo atractivo (sólo eso) y entendí, que el peso del recuerdo estaba en dieta (ya sabes, todo el tratamiento: masajes, maderoterapia, vacunterapia…) y tuve que explicarme eso de la insolencia.

El sistema de vuelo falló… caída en vertical (Véase el concepto de la ley de “gravedad”)

La insolencia se usa cuando se pretende expresar atrevimiento, no vinculado con la valentía o el arrojo, sino relacionado con la falta de respeto. Por constelación semántica, se puede vincular con la desfachatez que posee una persona, en últimas es un tema de desconocimiento o falta de reconocimiento, por lo tanto es una característica natural de la persona (para que entiendas, estoy hablando de descaro), pero no sólo se trata de su naturaleza, sino de las actitudes que toma, pues puede darse por una situación que nos lleva a tomar esa posición insolente insolente (repetición como adjetivo y como sujeto)

Me refiero a las reacciones con desparpajo y por lo tanto incoherentes (vale decir inconsistentes), con la edad que tiene la persona (adivina quien), así pues, uno esperaría que se tuviera, respeto, consideración, comprensión, pero aparece, la frescura, la poca importancia y la falta de reconocimiento, algo así, como hablarle a un niño de los problemas de la pobreza en el mundo. Todo ello se disfraza, en frases que resumen esta actitud, como: “soy así” o “estoy loca”. (Sólo eso).

Aquí, por necesidad aparece el insulto, que está en un insoportable concubinato con la ofensa, por lo tanto, se confunden, la osadía, el cinismo o la irreverencia con un simple estado de grosería permanente. Por ello, la prudencia, que implica tener profunda conciencia, de alguna manera, huye de la extroversión, que indica no pensar demasiado, por eso hablé de inconsecuencia.
Es por todo eso, que te hacía énfasis en los protocolos ¿Sabes de qué hablo? Pues de la cortesía, que es el antónimo de la insolencia, en fin, ya no importa.

Cortésmente,

El autor.

PD: Fui cortés y siempre te escuché, tú misma lo dijiste: “No lo mereces”. (Sólo eso)

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