Tu piel dorada es la existencia de la perfección;
tus
mejillas redonditas me recuerdan
que debo ser sutil para tocarte,
rudo para
poseerte y poeta para narrarte…
no me canso de ver tus ojos pequeños
y tus
labios que dudan y se estiran
como como señalando el cielo…
tu performance íntimo,
tan preparado y siniestro,
me causa el freno más acelerado que haya vivido…
Tú, preciosa,
con tu propuesta de comprensión sesgada,
me haces pensar en mi
pasado,
como una antesala para poder asumirte.
Se aleja el color de su piel simple,
que es como el de todas
aquellas
que se unen a la belleza colectiva,
no tiene identidad,
y se acopla a
lo que exija la moda.
La retención de líquidos en sus mejillas,
carece de gracia
hasta para Botero…
carece de gracia
hasta para Botero…
le gusta lo ruin
como su espíritu miope,
le gusta lo
rudo
como sus maneras aprendidas a la fuerza,
y dice que lee,
y discute
desde
definiciones
tan insolentes como insolventes.
Sus ojos pequeños,
se mueven como
en vigilia constante,
como muestra de ansiedad
por encontrar alguna razón
para
no verse a ella misma
y sus labios pronuncian,
en un tono fastidioso,
las
mismas,
copiadas y
superficiales frases de siempre…
Le gusta dominar,
en eso
de lo íntimo,
le gusta jugar a ser perversa,
una pequeña e inocente vampiresa
moralina,
de insoportables maneras,
reprochables gustos
e imperdonables
abordajes conceptuales.
Te sabes linda como solitaria,
huyes de aquello que no te
complace y
te conviertes en espectro,
estás y no estás, y con fuerza,
vas
dejando huellas en las vidas de los demás,
te sabes centro y periferia,
vives
en el presente con sesgo de pasado y
crees que un futuro que ya pensaste…
vuelas y reptas,
y vas de estados de ánimo eufóricos a tristezas repentinas…
eres el universo de las sensaciones,
así, saludas con cortesía,
sonríes con
facilidad y capturas con gracia.
Su belleza oscila
entre su pelo teñido
y un maquillaje
comercial,
sabe que puede despertar
las ansiedades de entrepierna
de cualquiera
y selecciona a quien le apetezca…
pero también,
sabe que deslumbra pero que no trasciende…
Habla de fantasmas
Habla de fantasmas
y tiene tantos
que se confunde,
con su propia
mentira
de lo que dice que es existir…
quiere hacer tantas cosas,
menos
encargarse de su propia parodia
que osa en llamar vida.
Vive del recuerdo,
no
pudo superar a aquel
que la maltrató y la hizo sentir tan mal,
que por fin
encontró alguien acorde a sus necesidades rastreras.
Me encantas.
Tu propuesta conciliadora y repleta de acuerdos
y esa manera de abordar
los conflictos con racionalidad
y sin perder tu postura
de niña buena,
de verdad me encantas,
en las fiestas con tus amigos,
en las que
cantas y te embriagas.
En serio me encantas…
¿Recuerdas que las personas que me
conocían
te decían que me cuidaras,
así como lo hicieron tus amigos?
Ese encanto se transformó
en algo muy parecido
a la pobre misericordia.
Habla mentiras
sobre lo que acuerda,
recula con facilidad
y acomoda todo
a sus
aires de promotora de paz,
dice que detesta lo consensuado
y ella está amarrada
a su ausencia masculina
ligada a privaciones de infanta.
Pasa por encima de los
protocolos
haciendo caso
a sus lubricaciones,
piensa con sus cierres y
actúa
con sus aberturas.
Tu voz mi vida,
¿recuerdas que cantábamos juntos
mientras
caminábamos tomados de la mano?...
tu voz mi vida,
me provoca la sensación de
una caricia
en esa tarde lluviosa…
No.
No la recuerdo,
no encuentro el tono en el que hablaba,
quizá un poco nasal
y sin técnica adecuada…
¿la canción?
No,
tampoco sé de qué
se trata…
Un día, me escribiste una carta,
te excusabas por los
posibles desaciertos gramaticales,
pero en ella
expresabas que me amabas,
y
entre tantas cosas, decías sentir de nuevo…
y yo que me alistaba para compartir
mi mundo
y yo que te quise llevar al lugar donde trabajo
y yo que de a poco fui
cambiando el significado de la lluvia
para mojarte con mis esperanzas
de volar
(obvio… no literalmente)
Reviso sus propuestas
escritas y gráficas,
en las que me
manifestaba
su sentimiento.
Después de leer,
paso por alto sus errores ortográficos
y omito sus muletillas,
quiero hallar elementos
relacionados con
sus
representaciones mentales,
de aquello que expresa…
Reviso una y otra vez,
cada
vez con menos dolor
y más dignidad,
y hallo un denominador común:
SU CAPACIDAD
DE MENTIR.
En estos momentos no estás…
Estamos mal...
la muerte de
alguien nos ha separado…
no sé de ti,
y lo peor es que estoy seguro
de que no
quieres saber de mi…
caí en esa cosa que planteaste como amor…
ahora que lo
pienso, mi amor,
no debí aceptar que fuéramos amigos,
sólo porque te sentías asfixiada…
me entristece la manera en que tu silencio me grita…
Yo insisto,
que la rabia no es con ella,
sino conmigo
por
mi estupidez…
algo así,
como encontrarse
en un sábado lluvioso,
prestarle mi chaqueta
en un sábado lluvioso,
prestarle mi chaqueta
y acompañarla mojándome…
mi estrategia de la entrega,
se convirtió
en
una gratuidad asquerosa…
la quise gratis y no le importó…
así,
su imagen se
desmenuza
en el sifón correcto
de los recuerdos incorrectos.
Hablamos,
me dijiste que no podías asumir esto y
que tu
corazón, cuerpo y alma,
estaban prendados de otra persona,
que yo había sido
bueno,
pero que todo debía terminar.
Te dije,
Vete y gracias por todo.
Terco,
malicioso
y masoquista…
recurro a los rastros
encontrados
en el reciclaje tóxico
de mis memorias prohibidas,
intento saber
quién fue aquella que no coincidió conmigo… asumo con falso orgullo masculino,
el hecho de haber estado
en el hábitat de su sonrisa vertical…
pienso en su
familia
y la fabulosa manera como me recibió…
pero hay un momento
en que la
odio,
no por el hecho de no estar aquí,
no por no haberme escogido
o por incumplir lo que
prometió…
la odio
porque me hizo creer
que era digna de que yo la amara.
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