Tu cabello antes brillante y motivo de mis fantasías de olor
y tacto, se me presentó como un espectro, un tanto grasoso; tus ojos grandes
que parecían mi soporte estético, fueron simples ojos de chiquilla desubicada,
tu cara en general que observé detalladamente y a la que tantas letras le gasté,
no pudo disimular la superficialidad que profesas.
Estoy convencido de que eres feliz. Ya no hay angustias por
mis reclamos de afecto, protocolos románticos, asuntos existenciales… nada de
eso, es hora de vivir la vida, así, como te venga. Te envidio ¿sabes?, mientras
me preocupo por poner en orden las letras para contarte esto que me pasa, tus
ocupaciones son… (?)… No quiero especular, pensando que te preocupas por tu
mascota más que por ti o que te alteres porque la Academia Real de la Lengua
Española, aceptó el verbo wasapear…
Me pregunto: ¿En qué piensas?... ¿Qué pasa por tu mente?...
Acaso la nueva dinámica de la vida feliz que dices vivir, implica no pensar…
quitarle el sentido a todo… que todo venga, así, como la brisa. ¿Qué te
preocupa?... ¿Qué planes tienes a futuro?... Es posible que en verdad, todo lo
anterior te preocupe y que sólo estés postergando la decisión de asumir la
vida. Entiendo… ¡Claro!, y mientras tanto te empeñas, a cualquier costo en ser
feliz… sólo una pequeña corrección, quizá confundas el ser con el estar feliz… Aquí te iba a hacer
una diferencia espistemológica entre ser y estar, pero, alguna fuerza maligna
me dice que no vale la pena.
Bueno, ¿qué te puedo
decir?... Vive… enfréntate a la trivialidad que algún día la trascendencia te
reclamará…
¿Y todo esto para qué?
Ah, pues porque te vi, y quedé aterrado de tu nueva belleza,
ya tus actitudes rudas no me atraen, tus fachas, son un tanto forzadas, pero
obvio, no soy un Giorgio Armani... así que esto me ha permitido ver, la manera
como te veía, y al quitarte los filtros del encantamiento y el gusto, tu voz
rechina por su dicción y menos mal no besé tus labios, pues, según este estado,
me estaría arrepintiendo.
No creas que te digo que estás fea, horrible, desagradable,
desalineada, maltrecha, descuidada o repelente. No. Te estoy diciendo que como
ya no te quiero, ya no me gustas. ¿Ves? Quizá en tu caso, te gusté y no me quisiste, pero
aquí, en mi mundo, desde donde disparo flechas tontas e inofensivas, llenas de
esperanza y ternura, aquí en mi mundo desde donde te escribí y te hice reclamos…
aquí, ya pasaste de moda. ¿Qué dije?... sí, y es que me enseñaste que lo que
no sirve simplemente se desecha, que lo fugaz, por más intenso que sea, sólo
es pasajero, que el verdadero sentimiento es tranquilo, sereno y lleno de
sentido… y no liviano, desesperado y esquizoide.
La verdad, ya no escribo para ti, tu recuerdo o lo que pasó
entre tú y yo –que fue más lo que yo dije y logré ver de ti-, escribo, porque
quedé aterrado del porqué me fijé en ti…
Sin ofender, por supuesto.
Así que, sigue feliz, que yo… bueno, realmente no te
importó, no te importa y no te importará lo que haga.
¿Y si nos vemos? Pues haré lo que mejor me enseñaste…
Fingiré, te adularé e intentaré que no te des cuenta que tus diálogos son
aburridos e innecesarios, me despediré con una sonrisa –que aspiro que no
identifiques como hipócrita- y me iré silbando una canción infantil.
¿Y tú?... Supongo que seguirás, en tu senda de felicidad
momentánea que te llevará a la tristeza eterna. O quizá todo sea la revés y quien esté tristemente por el mundo sea yo... Ya veremos.
1 comentario:
maestro, su escrito es casi como una esquela, que solo me lleva a desear estar cerca del pobre personaje desdichado a quien le ocurren estas situaciones...pues lo he vivido en algún momento.
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