AQUI PUEDES SEGUIR ESTE BLOG

jueves, 11 de septiembre de 2014

¿EN SERIO QUIERES QUE HABLEMOS DE AUSENCIA?


 Y tus labios se me fueron volviendo puntos suspensivos.

Esta madrugada hay llovizna, y las gotas golpean en la ventana simulando una sinfonía cruel y mediocre que invento para negarme a escribir. Quiero pensar en nuestros buenos momentos, como aquel beso poco romántico en el parque con peligrosos y drogados habitantes y de fondo un pequeño depósito de basura, o quizá la vez que me confundiste con alguien y en algún momento que iba a tomar una ruta equivocada me gritaste con otro nombre… lo sé, lo sé, aparentemente los dos recuerdos anteriores no parecen románticos, ni nada agradables, pero es que tienes la magia de convertir todo en una maravilla con esa forma de cerrar los ojos como sabiendo que cometes una pilatuna, y todo se transforma, entonces entreabres un poquito los labios y quedo en captura permanente, soy literal, espiritual y corporalmente tuyo.

Te saludo con reverencia como si se tratara de mi personaje favorito de ficción, te huelo con vehemencia como si me alimentara de tu esencia y pongo la cara de estúpido como cuando le hablas a un bebé… todo me pasa, tu primera sonrisa, tu último enfado, mi primer alucinamiento de que besas a otro, tu última certeza de saberme tan tuyo como tu autoestima.

Siempre has preguntado si te diré cuando las cosas puedan ir mal, cuando sienta que pase un mal rollito entre nosotros, y tus manos van hablando otro lenguaje y cada vez miras más tiempo por la ventana. Y yo, pues, bueno yo, te beso menos, según tú, o al menos con menos frecuencia.

Quizá todo esto sea el resultado de que no contestes mis llamadas, y me vuelvo envidioso, egoísta y mi discurso sobre amarte se cae por sí mismo, y sólo soy un poseedor indigno de tu vértice fuente, y yo que convoco tus anhelos y tú que me haces convocarlos.

Si lo miras con calma, esto no es un reclamo o una reprimenda, ni siquiera tiene la alcurnia de una amenaza malcriada, esto es el sabor ajeno de no sentirte cerca, esto es la extrañeza de un beso, la canción equivocada, el himno fallido de la angustia, la bienvenida a los fantasmas.

Sí, fantasmas altos y de brazos atléticos, un poco poetas o quizá rudos, que huelan a perro, que consuman marihuana o te muerdan partes prohibidas, estilizados, o soberbios, que ostenten poder o sean un poco chirosos, elegantes, inteligentes o torpes, con buen, pésimo o excelente desempeño en las lides de hurgar tu vientre… Deliro… suspiro… No puedo permitir que las imágenes me ganen la batalla en la proyección de mis recuerdos contigo… Lo siento, en verdad, lo siento, pero mi vulnerabilidad emotiva me lleva a pensar que no soy lo que esperas, no soy lo que buscas… no soy. 

Debo fumar...
...

Vuelvo.

Con más tranquilidad y quizá dopado por la nicotina, siento que te equivocas al escribirme mensajes, me confundes… y me quedo paralizado ante la posibilidad de que entres a mi mundo, de que tengas tanto poder, de que haya dado tantos permisos, me recrimino. Una vez más siento el dolor en mi vientre, quizá por mi colon sentimental o porque sé que esta vez no hay vuelta atrás con eso de amarte.

¡No me juzgues! Soy humano, tengo un relieve emocional denso, difícil, y me acuso a mí mismo de disfrutarte, como si fueras un pecado obligatorio, como si mis muecas te causaran la ridiculez y la pena ajena en vez de un tinte de alegría.

Pero al final, siempre me salvan tus besos y vuelvo de mi propio país inundado de inmundicia, me recobro de la saciedad de lamer mis propias heridas, soy tuyo de nuevo. 

Aquí me tienes… ¿Aún quieres hablar de ausencia? Prefiero quedarme a tu lado que irme, porque así soy yo, porque así me has hecho, si notas mi silencio en tu presencia, sólo es que te estoy extrañando, así, que prefiero, no hablar de ausencia, si me lo permites.    

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente, una una cada una de tus letras en el escrito, parase recrear momentos de mi vida con un ser especial con el que prefiero quedarme a su lado que irme...