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lunes, 16 de marzo de 2015

Y LA GANADORA DE MI ODIO ES...


¿Qué crees que pasa cuando
le expresas a alguien torpe, lo que sientes? 

En definitiva, la torpeza es tuya
(de quien se fija en alguien que no vale la pena)
 por creer que valorará lo que eres.
 Resumen: Pésima Autoestima.




Había partido de una premisa falsa: Su lealtad. Así, de aquí en adelante todo había sido una historieta de adolescente, un chiste anacrónico lleno de "eres lo más importante que me ha pasado" y "Gracias". Tanta falsedad acumulada, habría de terminar, en algo muy parecido al asco. No sólo repulsión por su mentira existencial, sino por mi candidez de creer que yo era quien ella decía: Su Amor.

¿Cómo empezó todo?
Como cualquier historia de amor y piel, ella me gustó, yo le gusté, después, unos besos alquilados, la resolución de la piel, el camino hídrico de sus culminaciones, y la tolerancia para mantener eso, que ella llamaba relación y que es lo mismo que, hoy llamo la farsa de mi vida.

Mi premisa, no sólo fue falsa, sino ingenua; ella con sus vacíos emocionales y su necesidad de hacer la transferencia a su vértice fácil, se había metido con algún conocido mio, después de sus explicaciones y su actuación, bastante creíble, de que estaba confundida, decidí estar con ella. Creí en lo que sentía por ella, más no en sus actitudes de depresiva hipersexual, creí más en sus besos, que en sus labios adictos a la mentira, creí más en su inexistente inocencia, que en los vestigios de su vida de licencia.

Así, una vez en un restaurante con balcón, en el punto más álgido de una crisis, se portaba repelente y empalagada, con lo que yo le ofrecía, ¿tienes a alguien más? le pregunté de frente; con su mano derecha, se acomodó el pelo detrás de su oreja del mismo lado, como corriendo un telón para ver una actuación en primer plano. Dijo No. Y sus pómulos temblaron un poco, sus ojos bonitos hicieron coro de aquella afirmación, pero sus cejas, que yo creía virginales, se movieron sospechosamente.

Me distrajo con su cuerpo y el apetito voraz de su entrepierna, me timó con su olor y la textura de su pelo, me engañó con su propuesta de su pasado triste... yo como todo un imbécil le creí todo, hasta aquellas lágrimas de desesperación, hasta aquel sudor tardío... le creí todo lo que ella decía ser que era y lo que ella decía que yo era para ella: Me volví su mentira más real.

¿Cómo aguanté tanto?
Me preguntó alguna vez, que por qué estaba con ella, entonces la sujeté con firmeza y suavidad por el cuello, la acerqué a mi pecho y la besé como nunca. Creí que era una respuesta evidente, pero sus alcances mentales son similares a sus habilidades emocionales: Distorsionados. Así, que aparentemente, yo tenía el dominio de esa cosa que ella llamaba relación y que hoy yo llamo comedia barata.

Pero mi terquedad aquella de creer en la gente, me hizo ver otras cosas en ella, como su energía, (que ahora sé fue siempre compartida), pues en ella encontraba muchos matices (obvio... es una asunto multitudinario), en las tardes compartidas, fui su más ferviente recorredor de laberintos, en las noches frías, fui un abrigo indiscutible, en las mañanas de sábado, fui su despertador cutáneo... fui tantas cosas que hoy creo que terminé siendo nada.

¿Cómo acabó todo?
En un trillado cafè, con la tarde fría y rodeados de gente feliz, me dijo que no aguantaba más, que no podía soportar más estar conmigo. Callé y asentí con la cabeza. No luché pues quedé en un estado narcótico, ahuyentando el dolor de perder aquella muñeca mentirosa y tan agobiada por su propia existencia.

Entonces me quedé en una pausa extraña, y de pronto volvió, y me dijo, que teníamos que hablar: Me dijo que si lo nuestro me había importado, por favor no me metiera con alguien que me buscaría.

Por un tiempo me abstuve, después me metería con alguien más... pero eso, es otra historia.

Aprendí tanto, que hoy me es difícil, sistematizar toda la información, creí tanto que hoy tengo en ruinas mi banco emocional. Ella por su farsa, es la ganadora de mi odio más profundo, no puedo más que desearle buen camino... no merece ser mi enemiga, no es digna de que la nombre nunca más.

No por fàcil, no por traicionera, no por mentirosa, no por farsante, no por hacerme creer en ella... no la odio por lo que me hizo, la odio, porque de verdad la amé.

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