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martes, 19 de mayo de 2015

QUISIERA AMARLA MENOS - LE DIJO -, ELLA CALLÓ (CAYÓ).


Tenía una felicidad nunca antes vista, su corazón palpitaba con arritmia y últimamente creía que los ángeles estaban a su lado, literalmente, ella le parecía un pequeño ángel que le había venido a alegrar la vida, él un poco tosco, se había dejado llevar y todo desde aquel beso robado había sido una canción perfecta.

Sin duda se sentía realizado, sus esperanzas y sueños estaban renovados y con la presencia de ella, el sentido de su vida, había adquirido un rumbo inusitado. Vino entonces, el primer problema, ella estaba confundida, pero así la aceptó y así se fue derritiendo de amor en sus hombros.

Ella lo alimentaba, lo callaba con golosinas y le otorgaba su cuerpo como recompensa… un día se declaró suya, él le creyó, y empezaron un camino de retos y obstáculos, los retos mutuos y los obstáculos de cada uno… ella con su inseguridad, él con su desgracia de querer protegerla, ella con tanta sed y él que pretendía ser fuente.

Un día viajaron, allí se declararon su amor desquiciadamente, se devoraron como caníbales sanguinarios, se consintieron como si estuvieran condenados a muerte, hablaron y decidieron ser locos cuerdos, se prometieron hablar sin tapujos y decirse la verdad aunque doliera el alma.

Ella mintió, y quiso buscar otra manera de sentir, quiso intentar, quiso explorar, él se destruyó, porque le había compartido su tesoro más grande: su alma. Le preguntó llorando qué había pasado, si lo había disfrutado, si haberse metido con alguien le había servido, ella sólo callaba y asentía con su cabeza, como afirmando en susurros estruendosos que había sido una estupidez… él no tuvo opción, porque la amaba… omitió, perdonó y lo intentó.

Los errores de él eran grandilocuentes, los de ella pequeños gemiditos, por lo tanto el equilibrio de esa relación, era distorsionado y amañado… empezó a hablar la venganza, como la justiciera más ecuánime… conjugaban mal el verbo venir… ya no se venían, sólo se vengaban.

Y de aquella felicidad inicial, sólo quedaban vestigios… así, en un último acuerdo, decidieron esperar, en confiar, en creer, que algo o alguien, salvara sus propias autoestimas, como el beso final de los protagonistas que sufren toda la película, pero cada vez los obstáculos, eran más difíciles de pasar, dolían más… tercos, buscaban en sus angustias, torpes, hacían daño, inocentes, querían cambiar sus destinos.

Una vez la abrazó y sintió miedo de morir, pánico de que la vida no le alcanzara para que ella supiera todo lo que él sentía, sus ojos se humedecieron y ella le correspondió el abrazo, y habló el silencio preclaro... Le dijo: "De verdad amor, quisiera amarte menos; por hoy, sólo por hoy no me digas "amor" ¿Quieres?". Ella calló (cayó), y entonces supo que una vez más le estaba manoseando indecentemente el alma, como aquella vez en la pista de baile, o como en sus libros eróticos, o como en sus fantasías más sucias.

Ella era su fantasía, nunca supo si existió; ahora el dolor y la angustia buscan excusas para existir...

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