AQUI PUEDES SEGUIR ESTE BLOG

sábado, 4 de julio de 2015

¿FUISTE? (AMNESIA DE INERCIA)

Soy el que no olvidas y el que entristece tu vida...
Soy eso que odias y amas porque no sabes más...


Pálido y sin emociones, con la profanación como himno
y con mensajes encriptados
venidos desde la angustia de sentir equivocadamente...
Así estoy...
 en esa imagen que has construido de mi,
esa es la referencia que cuentas con asco,
con envidia de los felices,
con la ilusión de borrarme de tu maldita vida.

Y me planteas adivinanzas, y me tratas de "usted",
después me exiges cumplir con el pacto humedad
que firmaste con lo que descubriste conmigo.
Me devoras,
sin clemencia,
Me llevas hasta el paraíso de tus muslos,
y me haces un plan detallado de viaje por tu desesperación...
Soy el principio de tu historia de horror
y los créditos finales de tu película romántica de primavera.

Estoy en el misterio de tu tiempo,
en la piel de tus manos, en la empuñadura de tu arma,
me convierto en tu promesa rota,
en tu venganza inofensiva
y en tu insulto recurrente.
Soy quien niegas con la afirmación de tu silencio,
soy el reflejo distorsionado
y tu mal resultado bien planeado.

Todo se resume en que me amas,
y quieres explicártelo,
pero te callas de inmediato con la necesidad de mis besos,
dices que tienes
un desconcertante estado de adicción de estar a mi lado
 y que sólo te puedes curar con las dosis que me robas,
en esas noches de un invierno cruelmente gélido...

Eso es lo que pienso, que quizá tu piensas, es la esperanza de mi recuerdo perdido; saber que fui, importante, o talvez trascendí en tu vida. Sé lo que te dí, pero ahora que hago cuentas, no sé qué recibiste, porque ya no tengo ni siquiera desprecio para darte, porque ya no recuerdo bien tu rostro... Sólo me queda un leve atisbo mental de lo que hice para demostrarte que quería amarte sin medida.

Compasión, eso es, no por ti, sino por lo que vivimos; por todos mis esfuerzos por convencerte que te convenía estar a mi lado... Rabia, por el tiempo invertido y mi última versión desgastada, esa, en la que soy el más pobre indigente sentimental, que hizo tantas cosas, que calló tanto...

Arrepentimiento, por mi paupérrima expresión de autoestima, por darte mis tesoros espirituales que valoraste como basura biológica. Así es, pero, no te escribo porque me duelas, porque te recuerde o porque quiera alguna reparación de tu parte... éste es un ejercicio para verificar quién eras y cuán bajo caí contigo.

Hoy, estoy por fin en paz, porque te puedo tumbar de aquello importante, quitar de mi camino, no te reconozco, y aquellas heridas ya han cicatrizado y no me acuerdo cómo ni porqué están.

Me doy risa y me siento a gusto con mis procesos -muy seguramente en tu opinión patéticos- de reconciliación con mi vida, me siento divertido al hablar del fantasma de un fantasma, porque así soy, parezco un Nigromante, ese mítico personaje que revive muertos.

Con la certeza de que nunca encontrarás a alguien como yo,
con la felicidad de haber encontrado a alguien
que me hace valer lo que en realidad valgo...
 Y sé, que en tu vida, pasaré sin pena ni gloria,
pero tú en la mía...
no pasaste a ninguna parte.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Preciosas palabras