ESTE POEMA NO ES MIO (DUALIDAD MENTIROSA)

Debo confesarte que no he escrito esto, es un plagio, una copia que pretende enfrentarse a un original inexistente. Es también, una pretensión altanera de llamarse poema, un llamado de ambición para contarte lo que me pasa, quizá un tanto para llamar tu atención y un posible intento por responsabilizarte de ser la autora de mis laberintos emocionales. 

Hoy vi a un mimo parlanchín y me sentí identificado, quizá por su incoherencia, quizá por su irresponsabilidad estética y entré en sospecha de lo que he sido y entonces huyo para escuchar mis propias historias editadas y despacio y con atención me voy creyendo las mentiras que me he dicho. Es extraño ¿sabes? pero, es el ejercicio más genuino que conozco, reconocer la galería de estafas a la que yo mismo me he sometido. 

Entonces, tengo algunos datos inservibles, otros que creo importantes y unas habilidades que he perfeccionado con los años, de los primeros, un ejemplo es el origen de la palabra reclamo, que latina, re clamare, es decir, un nuevo clamor o grito, y es justo, eso lo que pretende este remedo de texto. De los segundos, conozco algunas ideas sobre el amor, como eso que dice Platón en el Banquete, lo relativo al Eros, a la Philia y al Ágape, y sobre habilidades, puedo decir que he aprendido a creer en la comunicación como vehículo de existencia, mucho más si se trata de una construcción en pareja.

De verdad, me siento desvariando, como queriendo que me embarguen las contradicciones, como en un huracán de insultos juguetones, que sólo me causan rasguños que asumo como heridas mortales. Soy más dramático de lo que dices que soy, me aprovecho de mi infancia extendida, para mezclar eso de ser consentido con el temor de no tener tu atención, y así se pasan mis días, entre la pataleta infundada y la razón temerosa de estar a tu lado.

Me descubriste, como un milagro esperado, obvio y por demás necesario, soy parte de lo que has de pagar por tus errores pero, también soy el camino que elegiste. 

No quiero sentir miedo, no quiero sentir esa angustia honda de ser el más claro objeto de tu desconfianza, quiero que cese el hostigamiento proveniente de los apuros de amar sin tranquilidad.

Quiero querer quererte.