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sábado, 14 de septiembre de 2019

¿Y SI...?

Tengo una cantidad de datos inservibles en mi cabeza, entre ellos, Usted.

Considero seriamente que fui prostituta en una vida pasada y que usted fue un cliente que me timó, no obstante de mi impúdica actitud, le rogué y Usted orondo se reía de mi arrebato romántico putón.

Es por eso que sé que sus labios saben a adiós.

Me tomó de gancho como si nada y sentí el piso gelatinoso, además, osó en preguntarme qué me pasaba; yo con angustia le dije que quizá era por su cumpleaños, pero en verdad caminábamos por Madrid en 1845, a la luz pálida de la luna de abril.

Usted y su imperfección al sonreír, dada por una cavidad que se pone entre comillas, usted y su inusitada crueldad de cliente honesto, usted y su propuesta de delicadeza ausente... usted tan de usted.

Su risa asmática, sus convicciones, sus regalos, sus dudas, mis miedos, mis certezas de que soy su amante y mi torpeza para plantear intersecciones.

¿Y si me ha perseguido por varias vidas? y ¿si ha rondado y roído mi existencia? ¿Y si en esta, me tocó ver los pliegues de su cuello en mis sueños?.

No importa, nos vemos en la próxima. 

Huya entonces de usted tan usted, déjeme así, ya que me gusta la nostalgia de aquella vez en que se hizo un signo de interrogación a lo lejos, mientras yo le pensaba como uno gigante de admiración.

Antes de decirle adiós, le he decir, vil y cruel. 

Si quiere saber por qué, espere a la siguiente vida cuando entonces yo sea el cliente.  

  

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