Lo que me queda es tu ausencia,
mis días son la medida de los que me faltan para verte,
porque tu sonrisa es mi horizonte de esperanza,
y mis ideas diarias se renuevan con tu ternura.
Me queda pensar desde mis pedazos
y saber que eres aquella princesa de mil colores
para fundar con optimismo insolente el dolor de ti ida.
No puedo hablar sin el quiebre del llanto,
te desvaneces en imagenes altisonantes
que me llevan a clamar por algún tipo de justicia.
Te veré... y solo me queda la mundana idea
de que estás en la vera de mis tardes.
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