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martes, 8 de junio de 2010

NOS VEREMOS... (EN MEDIO DE SUPERLATIVOS)

Siempre tuve la sensación de que las mujeres que han compartido este trozo de existencia habían de ser las adecuadas. De alguna manera, esa confianza en el futuro sentimental me llevó a entregar todo, a no dejar reservas para un posible después… y desde las miradas, desde las posibilidades, me iba construyendo pasos adelantados, imaginando vejeces, hijos con hijos, amaneceres tranquilos en los que no había nada más que hacer sino contarse los sueños.

En esa condición inquebrantable de creer siempre que lo más reciente que hago, es realmente lo último, los recuerdos son reclamos sin atender… vicios de forma, esperanzas que caducaron a sus propios intentos de no existir. En desorden, de improviso, por azar, se presentan, me invaden, quieren sindicalizarse… pero el sistema de sobrevivencia a la nostalgia me ha hecho exento de toda responsabilidad.

Tengo que despedir formalmente a cada uno de esos pacientes, que aunque moribundos, tienen la certeza de ser penosamente longevos. Hay uno en especial, un recuerdo borroso, doloroso, negado… es un bebé que no dejé nacer…

Me detengo ante la situación y quiero recordar qué pasó e intentar justificar mi acción, pero todo su contexto es una ventana oscura, sé que debió ser con una damisela encantadora… pero surge una disyuntiva… ¿Fue el de embarazo ectópico?, ¿Fue acaso el de aquel retraso? o ¿Fue aquel del que me enteré después de haber terminado la relación?

Siento que me enredo más de lo necesario, estas profundidades erráticas me ponen en desventaja con lo que creo que soy a fuerza de ensayo y error… por supuesto más de lo segundo. Los otros recuerdos damnificados, se resignan a no ser atendidos hoy, las citas de beneficencia sentimental y de depuración existencial serán postergadas hasta nuevo aviso. Ese recuerdito del infante que no fue, copó mi agenda.

El viejo truco de la catarsis por esta vía escrita no es suficiente, parece entonces que su energía está aquí y no se ha desprendido… ¿a qué vendría? ¿a enseñarme a ser padre?... me fustigo por no permitirle reír a mi lado… Debo decirle adiós, decirle que lamento no haber compartido sus alegrías y tristezas… quiero decirle que es hora de que se vaya… no por no ser bienvenido, sino por mi imposibilidad de asumir lo que me corresponde… es un acto de soberbia pusilanimidad… lo sé… lo siento…

Esa culpa parece no querer ceder, entonces pido ayuda a alguna pitonisa que me anuncia su presencia… ahora es un asunto certero…

Para ti… que no naciste.

Hola, - no sé si decirte hijo mío…- no fui capaz de asumirte y lo más fácil fue apostar por lo que llamé futuro.

Hoy sigo pensando que fui cobarde, que me importó mucho mi economía, lo que dijeran mis padres, lo que dijeran todos… ¿Sabes? No pensé en ti… perdóname… para sentirme mejor te diré que no estábamos preparados. No sé cuanto ha pasado desde aquel evento… pero espero que haya otra vida para podernos ver y reencontrarnos.

Buen viaje universal, no sé si sea una desfachatez pedirte que cuides mi andar… si lo es, una vez más excúsame…

Me quedé un rato meditando, como nadando entre el lodo de mí mismo, no sé de qué se trate esto… pues me confundo con el odio que una de ellas, (las mujeres de mi camino) le profesó a otra, o si el rencor es por las llamadas fingidas exponiendo mi amantazgo, o si todo esto se resume en los deseos de mala suerte… es posible que sólo se trate de un espectáculo en el que se celebren los triunfos del ego femenino.

Ahora identifico todo… son náuseas, como una crisis de suciedad, un clamor de asepsia… somos sólo eso, una mezcla de mugre y otro tanto de higiene… estamos en el punto intermedio de lo pulquérrimo y lo sucísimo…

1 comentario:

Beatriz Vergel Sanguino dijo...

No ExiStE ExcUsa... Ni Razón de Ser!!!