AQUI PUEDES SEGUIR ESTE BLOG

domingo, 27 de noviembre de 2011

DE LA VARIEDAD CLIMÁTICA

Era inminente, ya no me quería, y cualquier acto de mi parte, era leído en clave de amistad que se exhibía como una camaradería con visos de ternura. Proveníamos de un pasado célebre, una relación, que si bien había tenido un inicio irregular se había consolidado como el instante más feliz de mi vida. Ese comienzo estuvo marcado por la calidez y las altas temperaturas que dan los cuerpos al contactarse; la ansiedad de los besos que parecían provocar un ecosistema de humedad constante, todo era fácil y adecuado, maravilloso y perfecto.

Nos conocimos en momentos equivocados e intentamos forzar el destino para estar juntos, entonces nos pensamos eternos y nada podía detener aquella avalancha de sensaciones, que como en un perfecto clima templado, nos hacía felices. Ahí aparecían las estaciones de nuestros temperamentos, la primavera de sus inseguridades, el invierno de mi ansiedad, el otoño de sus ganas y el verano de mi nostalgia. Pero todo era llevadero, porque disfrutábamos el mundo en pareja, nos contábamos los sueños, hacíamos proyectos y hasta discutíamos el nombre de aquellos hijos que algún día concebiríamos.
Pero la fortaleza del amor es justo su fragilidad: un día, por un chisme, todo se acabó.

Quise saber cuáles eran aquellos elementos de coctel que tomé a su lado, de qué estaba hecho eso que yo llamé amor y eso que ella llamó pérdida de tiempo, quise saber qué era lo que había perdido, porque me dolía cada vez más su recuerdo.

Vino el clima frío. En efecto, parecíamos habitar en una zona polar o en lo alto de alguna montaña, era un medio hostil para la vida, sus palabras me llegaban con vaharadas glaciales, sentía maltrato por su desconsideración, como si yo fuera un don nadie, me trataba con las mismas palabras que a un recién conocido, y yo sentía un dolor que punzaba el pecho.


Olvidando todo protocolo mínimo de dignidad, haciendo a un lado las recomendaciones populares sobre no demostrar ansiedad, batiendo todos los records de imbecilidad, le dije que la extrañaba, le quise decir, que día a día pensaba en ella y que siempre le deseaba lo mejor… y me fui sintiendo pequeño, indefenso y con más ganas de que me abrazara.
Lo intentó de nuevo, quiso restablecer aquella confianza que había perdido, aquella fe, esa convicción de una vida juntos, esos proyectos que ayer eran fuente de regocijo y anhelo y que hoy le sabían a mierda… lo intentó, quiso ver el lado cómico de mis niñerías y mis solicitudes permanentes de atención, mis llamados de consentimiento y mis requerimientos de su piel… lo intentó.

Lo intenté, quise creer que la obsesión por su delgadez no era un asunto clínico, y que no tenía nada que ver con sus pésimos niveles de autoaceptación, quise seguir el juego de sobrellevar su descentramiento existencial, quise ajustar sus desordenes emocionales de su infancia… lo intenté, pretendí que me amara tanto como yo a ella.

Pero, parecía que aún tenía que vivir su vida, y no estaba dispuesta a dejar de hacer nada por mí. No me refiero sólo a temas de salir a divertirse a su manera, de sentirse controlada y vigilada, estoy hablando de compartir, algo así como una vida común… pero ganó su individualismo… por supuesto quedó clarísimo, que no estaba lista para asumir, lo que decía.

Sólo me quedan pequeños indicios de aquello que pudo ser y no fue. A pesar de que ella sabía hacer platos exquisitos, se preocupaba por lo que me pasaba, me escuchaba, conocía mis excesos y sabía colmar mis inmoralidades… tenía mucho poder sobre mí... pero con tanto poder, olvidó que sus palabras eran escuchadas por mí con toda la atención. Me propuso una amistad, me dijo eso de ahora te veo como un amigo, y yo literalmente amándola con toda mi alma.

Lo intenté… dije, hice, escribí, callé, lloré, bebí… pensé.

Una amiga me dijo que yo estaba en la peor posición, en una insoportable postración, en una actitud miserable de ruego, como si fuese un indigente, un pobre drogadicto que pide monedas para sustentar su vicio…

Entonces reaccioné, no podía seguir implorando su atención, no podía suplicarle que me amara... decidí, cambiar de esquema y dejar que el tiempo borrara esa angustia provocada por estar sin ella… me refugié en lo que pude, retomé mi cursilería:

“(…) Yo bien quisiera quererte pero no puedo,
la culpa no tengo yo
ni mando en mis sentimientos;
tú jamás podrás negarlo
 que te quise ciegamente,
y que esclavo estuve siempre
de tu gusto y voluntad;
y ahora que no te quiero
no te debes de quejar,
que te pago con moneda
que me enseñaste a acuñar. (…)”

Me inventé chistes malísimos, dejé de escribirle mensajes matutinos… y he aquí mi despedida, acompañada de un obsequio

"Hola, excusa por no ser tan expresivo ni llenarte de adjetivos dulzones, (ahora que lo pienso siempre te hablé en diminutivo… mi amorcito, mi vidita, mi cielito), la presente tiene varios intereses, el primero es agradecerte lo vivido, es decir, todas aquellas experiencias que compartimos… tantas… o tan pocas, tan trascendentes o tan olvidables… el segundo interés es por evitar la incomodidad de los regalos de navidad y esas fechas especiales… no han llegado aún, pero prefiero pensar que no te estaré extrañando… (Qué gracioso, hablo de no extrañarte a futuro… ¿Entiendes?... veo, no es gracioso)…  Alguien me dijo que te había visto en algún lugar, entonces llamé para contártelo, pero no contestaste… Espero que te liberes, que te diviertas, y en general que la pases bien… El problema ese de amarte y de sentir, y de que tú no puedas sentir lo mismo, ya es una canción cantada muchas veces...Sé muy feliz.”

Ahora estoy en recuperación... superando ese periodo de abstinencia... ese clima frío en el que me quedé... sigue presente, ahora necesité otra cobija y consumo antigripales con más frecuencia... y para ser honesto, prefiero no hablar de recuerdos... Hay que vivir ¿no?... (Una interlocutora me pregunta cómo estoy, me quedo sin palabras y me excuso en la más reciente gripa) Terrible (le digo) ya sabes, este clima como me afecta... 

2 comentarios:

Betorpezas dijo...

Así el clima nos arremeta, siempre habrá un momento para observarlo y disfrutar...

Dahi dijo...

Quién está detrás de todas estas palabras?