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jueves, 23 de febrero de 2012

EJERCICIO 1

Miró sus ojos negros y los comparó con el color del cielo de aquella noche en que se dio cuenta que estaba enamorado. Su piel blanca le provocaba una inmensa fijación de corrupción; ella le hablaba despacio como si su poco tiempo compartido fuera una broma cruel.

Todo había empezado con un café, una conversación sobre cualquier cosa y la advertencia de las palabras provocativas; después los cuerpos dialogaron y de repente sólo era cuestión de esperar un final, que según ella era por diferencias irreconciliables y según él, era por cobardía.

Bogotá para ese entonces era una ciudad invivible, cada vez más la sobrepoblación hacía imposible cualquier actividad; así, el simple hecho de comprar la leche y el pan en la esquina, se volvía un asunto de cuarenta minutos. La tolerancia forzada era una bomba de tiempo, todos estaban tan rabiosos, tan inconformes, que la justicia se había hecho particular.

Él pertenecía a un grupo llamado “M.I.N.D.”, Muerte a Indigentes Distritales, y calmaba, al igual que todos, su furia y frustración golpeando sin piedad a cualquier habitante de la calle que pasara por el barrio en que vivía. A veces su grupo se desplazaba para hacer su labor de limpieza a otros sectores.

Pero al interior de ese grupo había tensiones, intereses y juegos de poder. Todos recordaban a “Ogrito” ese disidente que tuvieron que eliminar, pues quiso hacer una limpieza por su cuenta y alguien lo delató. Pero las tensiones se daban por los públicos escogidos para ser limpiados, si bien, el grupo fue concebido por “Mimi”, para matar a indigentes, como venganza por la violación de uno de ellos, la práctica misma se había vuelto un asunto de empoderamiento espiritual, una gran misión… con la justificación, que a su vez era la frase mística antes de empezar cualquier proyecto: “Alguien tiene que hacer el trabajo sucio”;  esa era la idea original, pero habían hecho limpieza de los muchachos del parque que metían marihuana y dañaban a quienes iban a hacer deporte, o aquella vez que limpiaron el sector de maricas… pero alguien estaba proponiendo que limpiaran la zona de perros callejeros, idea que fue rechazada por cruel, otro propuso limpiar a los borrachos y otro más a los infieles, cada quien intentaba convencer a “Mimi”, ella era en últimas quien decidía, pero había comentarios, chismes y misterios propios de toda organización devota.  “Somos una religión” y… todos repetían en coro: “Alguien tiene que hacer el trabajo sucio”.

Sólo ocho personas conformaban M.I.N.D, antes 9. Después de cada limpieza, se hacía una terapia de choque, en la que cada uno expresaba aquello que había sentido y la manera como había ayudado a la sociedad, había que dar una cuota que en parte sería usada para armamento y otra para otras obras sociales menores, como hospitales, orfanatos y anciantos. Sólo una vez hicieron una donación para la iglesia cristiana, pero después hubo que hacerle limpieza.

“¿Por qué no me esperaste? ¿Por qué me dejaste tirada?” y lo seguía mirando con sus ojos negros llenos de impaciencia y tranquilidad dopada… él miró sus ojos negros y los comparó con el color del cielo de aquella noche en que se dio cuenta que estaba enamorado. Su piel blanca le provocaba una inmensa fijación de corrupción; ella le hablaba despacio como si su poco tiempo compartido fuera una broma cruel… entonces él le dijo: “Tenemos que hablar”.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No entendí...

Anónimo dijo...

Profesor:
Yo creería que aquí: "con la justificación, que a su vez era la frase antes de empezar cualquier proyecto: “Alguien tiene que hacer el trabajo sucio”; esa era la idea original...". Por las características de ritual que describe, tiene usted algo más que una "frase"; podría ser "mantra", "declaración"... no sé, es solo una percepción.

Anónimo dijo...

Él decide confesarle a su corazón (Mujer), lo que por mucho tiempo había realizado, “el trabajo sucio”, es solo cuestión de razonar lo que era bueno o malo en su momento, que por derecho realizo.